45. Una promesa en honor Merodeador

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Nota de autor: ¡Vamos a pasar la cuarentena, muchachos! Aunque no me falta agregar el que la historia es de Moonsign y el mundo de "Harry Potter" de J.K Rowling.

"Algunas veces las personas no entienden las promesas que hacen al realizarlas. Pero mantienes la promesa de todos modos. Eso es lo que es el amor. Amor es mantener la promesa de todos modos"

"Bajo la misma estrella" de John Green

SIRIUS:

Cuatro días después del cumpleaños de Remus, Sirius y James ingresaron a la sala común tras práctica de Quidditch para encontrar a Peter y Remus sentados en las bancas junto a la chimenea. Era luna llena aquella noche y Remus, quién siempre se ponía susceptible antes de cada transformación, estaba acurrucado en su silla con la varita afuera en una mano, su libro de cartografía mágica en la otra y un mapa de Hogwarts en el regazo.

— ¿Todo bien, chicos? —Peter les preguntó, levantando la vista de su tarea de Cuidado de Criaturas Mágicas— ¿Buena práctica?

— Estuvo bien —James se arrojó al sofá y gruñó cuando sus músculos protestaron— Nos están moliendo. Si no le ganamos el siguiente partido a Ravenclaw, perderemos el segundo lugar en la copa. Ya no hay forma alguna de ser primeros. Nuestro buscador es tan malo como Lunático en Pociones. Gracias a Merlín que se va el otro año y podremos buscar a alguien mejor.

Sirius se acomodó en el reposabrazos al lado de Remus y vio sobre el hombro del hombre lobo: — ¿En qué trabajas?

— En el mapa. No es propiamente un trabajo. Ya tengo los hechizos para mover las escaleras y ver cuartos secretos. ¿Me ayudarían a hacerlos?

— En algún momento —Sirius respondió— No ahora. No deberías estar trabajando. Tendrías que estar conservando tu energía para esta noche —Se acercó y le arrebató la varita de entre las manos.

— ¡Oye! ¡Devuélvemela!

— Venga, Lunático —Sirius le imploró— ¿Por mí?

Remus giró su pálido y delgado rostro a Sirius y le gruñó. Las facciones de Remus siempre eran más angulares y fieras durante estos días, así que el gruñido tuvo cierto efecto. Sirius, sin embargo, solo le levantó una ceja y Remus suspiró: — Bien —Cerró el libro y dobló el mapa. Entonces estiró la mano y Sirius le devolvió su varita.

— Pareces una madre, Canuto —James le dijo desde el sofá.

Sirius le dedicó un gesto bastante grosero sin ni siquiera mirarlo mientras recogía el mapa de Remus, abriéndolo en su regazo. Estaba hecho con tinta negra y, en el estilo de Lunático, cada detalle era perfecto. La letra ordena y precisa de Remus marcaba cada cuarto, y todas las paredes, escaleras y corredores tenían las medidas precisas (Gracias a mucha creatividad al mentir y más de un encantamiento Confundus contra los empleados para prevenir que los vieran demasiado entretenidos tomando nota de todos los cuartos).

Sirius sintió el calor incrementarse cuando Remus se acercó y también observó el mapa, ignorando que el otro chico resistía la urgencia de pasar los dedos por su desordenado cabello.

— Deben revisarlo primero —Remus les avisó— Para asegurarse el que no haya cometido errores.

— Se ve bien —Sirius le aseguró— Bastante ordenado y preciso. No puedo ver nada de malo con él.

— Podríamos llamarlo y ponerle una contraseña, así solo lo leeríamos nosotros —El rostro cansado de Remus se iluminó al explicarlo— Y está este hechizo bastante complejo en el que puedes imprimirle un poco de tu personalidad, así como una fotografía, que el mapa conserva en caso de que alguien que no se sepa la contraseña e intente abrirlo sea insultado como lo haríamos nosotros.

Convocando sombras de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora