24. El precio de pertenecerte

4.9K 444 365
                                    

"Cada estrés deja una cicatriz indeleble, y el organismo paga su supervivencia después de una situación estresante al hacerte un poco más viejo"

Hans Selyne

Nota de autor: Todo el crédito va para Moonsing y J.K Rowling. Solo traduzco.

REMUS

El juicio había sido fichado para Abril, y Remus encontraba eso muy liberador. De seguro para ese tiempo, ¿Podría ya haber solucionado el conflicto en su cabeza? Lo molestaba todo el tiempo; en cada clase, en el Gran Comedor, en la sala común por las noches. No podía dormir para nada, y tenía que obligarse a comer. Todo el tiempo en la parte de atrás de su cabeza una voz clamaba; familia o amigos, familia o amigos, familia o amigos...

Era una decisión difícil y no se sentía preparado para tomarla. Sabía que los otros estaban preocupados. Sentía sus ojos encima de él todo el tiempo. Era como estar de nuevo en primer año, cuando era consciente de que lo seguían a todas partes. Ahora ni siquiera podía esconderse en la biblioteca, dónde se sentaría en el suelo, leería un libro y se sentiría cercano a su madre. Eso solo lo hacía peor, porque la voz de su cabeza gritaba más fuerte familia, familia familia... ¡SIEMPRE debería ser familia!

La única vez que se liberaba era durante la luna llena cuando el inmenso dolor tomaba el relevo. Y eso no era un progreso. Los Merodeadores se quedaban con él después de cada luna, ninguno trayendo a conversación su humillante actitud infantil a menos que tuvieran que hacerlo, pero el conocimiento estaba siempre ahí de cualquier forma, sin hablarlo. Incluso en ese estado era consciente de las voces gentiles, los toques torpes y los regalos de chocolate. En esos momentos, la pequeña voz en la parte trasera de su cabeza gritaba amigos, amigos ¡amigos!

En lo que pareció como un tiempo alarmantemente corto, Abril apareció en su futuro. No estaba verdaderamente sorprendido cuando una noche un niño de tercer año vino para informarle que Dumbledore quería hablar con él.

— ¿Estarás bien? —Le preguntó James, a la vez que Remus cerraba su libro y se levantaba de la manta donde había estado acurrucado frente al fuego de la sala común.

— Sí, por supuesto —Respondió, tratando de sonreír— Probablemente solo quiere hablarme acerca del j-juicio.

Sabía que su tartamudeo no había pasado desapercibido, porque de repente James, Sirius y Peter levantaron la mirada del juego de ajedrez y lo observaban preocupados.

— Yo iré contigo —Le dijo Sirius, poniéndose en pie.

— No, Sirius —Protestó Remus— Él no te ha dado permiso.

— Tampoco dijo que no podía. Es aburrido simplemente mirar a James vencer a Peter por cuarta vez de cualquier forma —Les lanzó una sonrisa de disculpa a los otros dos antes de volver su atención a Remus— Vámonos entonces.

Remus no encontró el coraje para discutir porque en verdad se sentía muy agradecido por la compañía. Salieron por el retrato de camino al despacho de Dumbledore.

— Caramelo de azúcar con mantequilla —Murmuró Remus a la gárgola para moverla y que revelará una escalera movediza detrás.

— ¡Ah, señor Lupin! —Saludó Dumbledore cuando entraron en la oficina— Veo que ha traído también al señor Black, ¿O no? Esta debe ser la primera vez que ingresa a mi oficina sin decir la frase "Lo que sea que le hayan dicho, yo no fui" —Sus ojos brillaron y Sirius se veía avergonzado.

Remus miró alrededor del despacho y se dio cuenta de que Dumbledore no estaba solo. Una bruja alta que vestía las túnicas morado negruzcas del Ministerio se encontraba sentada frente al escritorio. Tenía un cabello ligeramente grisáceo y la expresión de amabilidad hostigada pintada en su cara arrugada.

Convocando sombras de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora