Heather *Yeojin, Haseul, Vivi*°

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Era once de noviembre y la pequeña Im Yeojin de nueve año se encontraba en la gran mesa del gran comedor de su gran casa, frente a un gran pastel y un gorrito de cumpleaños en su cabeza, rodeada de todo el personal de la casa.

Había sido así desde los siete, cuando sus padres la dejaron por ir a atender sus empresas alrededor del mundo, por lo que estaba acostumbrada.

Feliz cumpleaños, Yeojin —aplaudieron todos los presentes adultos, ningún niño.

Ella esperaba a que cortaran el pastel, le dieran un trozo y le suban todos sus regalos que sus disque progenitores mandaron; no quería seguir más en ese lugar.

Pero algo diferente pasó; el timbre de la casa sonó y una de las encargadas fue a atender.

Yeojin se acercó, aún con su gorrito puesto a ver de quién se trataba... tenía la esperanza de que fueran sus padres.

Ven a saludar, pequeña —la llamó la señora y ella con lo obediente que era, fue.

No eran para nada sus padres.

Yeojin, ella es Jo Haseul, la vecina —la encargada señaló a la chica relativamente más alta quien sostenía una caja entre sus manos y le daba una sonrisa nerviosa.

¿Qué quieres? —preguntó Yeojin con seriedad.

El ambientes se tensó, Haseul sostuvo lo que sería un regalo entre sus manos y unos segundos después se lo tendió a una aún seria Yeojin.

Ella tuvo que aceptarlo ante la mirada insistente de la encargada y luego invitó a pasar a la tal Haseul a regañadientes.

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Cuando ellas dos estaban a cada lado del gran sillón, Yeojin decidió exponer a la chica.

Mis padres te obligaron a venir aquí ¿Cierto?

Haseul casi se atraganta con el pastel.

Era una tremenda casa con pocas personas, así que las conversaciones podían ser fácilmente escuchadas.
Yeojin había escuchado del plan de sus padres en traer a alguien de su edad para que pase su cumpleaños y no se sienta tan sola.
Tal parece que ellos no recordaban que su hija cumplía nueve y la chica en frente suyo parecía mayor.

¿Cuántos años tienes? —preguntó otra vez.

Catorce —y esta vez Haseul respondió.

Otra vez se dio el silencio y luego de unos minutos la mayor habló.

No fui obligada, en verdad quise venir

¿Por qué, querías ver el lugar? —Yeojin extendió sus manos. —Adelante, las cosas de valor están en la segunda planta.

Para tan corta edad, Im Yeojin ya sabía cuan interesada podía ser la gente. Es por eso que mantener amistades se le hacía difícil; estas esperaban algo material de ella y cuando no lo encontraban la dejaban.

No es eso —Haseul dejó de lado el plato vacío.

¿Entonces qué? —la menor estaba a la defensiva.

No quiero que te sientas sola —Haseul dirigió sus ojos a los de una sorprendida Yeojin.

No... no estoy sola —intentó darle la contra, pero su tono le hizo perder fuerza.

LOONA DRABBLES & ONESHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora