La hija del merodeador

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—Lumos —digo y apunto a la nota del mapa

—Pues nada, ¿qué tal estás? —me pregunta susurrando con una sonrisa

—Bien, un poco agobiada pero bien, ¿tú? —pregunto

—Bueno, podría ser peor, al menos no estoy solo —susurra y sonrío

—¿Qué pone? —dice y le tapo la boca, oímos una silla arrastrarse y pasos

—¿Quién está ahí? —pregunta Filch

—Mierda... —decimos a la vez

—Ya se ha vuelto a romper la maldita puerta —dice intentado abrir y yo cierro los ojos esperando que no lo consiga

—No va a poder, anda, leamos la nota mejor —dice Fred y vuelvo a apuntar hacia ella

La nota empezó a susurrar y oímos voces de chicos:

"Si tu leyendo esto estás es porque el mapa has encontrado. Cornamenta, parece un trabalenguas, ni escribir sabes. Cállate Canuto. Cállate tú. Callaros los dos. Bueno sigo yo, que este no sabe ni escribir. Hola, soy Canuto, el mejor y más sexy del grupo. Si has encontrado nuestro mapa es porque has incumplido alguna norma y eso quiere decir que eres bromista, para... Para abrirlo solo tienes que... ¡Cornamenta no me interrumpas! Sigo yo Canuto. Parecéis niños de tres años. Bueno, solo tienes que pensar como un bromista y lo sabrás. Yo soy Colagusano y solo quiero decir que no se lo enseñes a ninguna profesor, esto es sagrado.
Esperamos que lo descubras, suerte de parte de: Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta "

La nota se calló y Fred y yo nos miramos extrañado, a mi me calló una lágrima y Fred lo notó.

—¿Estás bien? —pregunta poniendo la mano en mi hombro

—He vuelto a oír la veoz de mi padre y mi tío Fred... —susurro sonriendo y el me pasa el brazo por los hombros