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Oímos un ruido en la puerta y Molly y yo corremos a ella, oímos las voces de los chicos y la veo relajarse, de repente aparecemos y la cara de los chicos es un poema.

-¡Las camas vacías! ¡Ni una nota! El coche no estaba..., podían haber tenido un accidente... Creía que me volvía loca, pero no les importa, ¿verdad?... Nunca, en toda mi vida... Ya verán cuando llegue a casa su padre, un disgusto como éste nunca me lo dieron Bill, ni Charlie, ni Percy... -grita Molly y Fred la interrumpe

-Percy el prefecto -rueda lis ojos y Molly da un paso

-¡Pues podrías aprender de él! -grita y Ron habla

-Pero lo estaban matando de hambre mamá, lo tenían encerrado -ahora me doy cuenta de que Harry esra con ellos

-¡Bueno Ronald Weasley! ¡Ya hablaremos! Venga, los tres a desayunar, ¡y estáis castigados! Esto no es contigo Harry querido, pasa a comer algo -los gemelos se acercan a mí y sonríen inocentes

-Me podríais haber avisado por lo menos -digo enfadada

-¿Para no preocuparte o venir con nosotros? -pregunta George riendo

-Ambas, pero más la segunda -ellos ríen y George me da un beso en la mejilla y se va a desayunar

-Perdón -susurra Fred abrazándome

-Si me das un beso te perdono -se ríe y me besa para luego ir los dos a la cocina

La hija del merodeadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora