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Era sábado y me había quedado en Hogwarts, Xia y George se fueron a Hogsmade, Fred se quedó conmigo aunque insistií en que fuera.

—No te voy a dejar sola, además, estás rara, ¿estás bien? —dice pasando el brazo por mis hombros mientras pasábamos por las afueras del colegio

—Si solo... —miré un árbol y vi que alguien nos miraba, me acerqué lentamente y echó a correr, corrimos detrás suyo hasta llegar a los alrededores del Sauce Boxeador

—Alba... La próxima vez... Avisa —dice Fred llegando a mi lado

—¿Estás llorando Alba? ¿Por qué lloras? —él me abraza

Oímos un gruñido, nos separamos y miramos al frente, un gran perro negro nos mira enseñándonos la mandíbula, Fred me da la mano y da un paso atrás pero yo no me muevo...

—Alba... —me susurra tirando de mí

El perro gruñe, cuando empieza a andar hacia nosotros me transformo y le gruño yo, el se sorprende y se para en seco, me mira ladeando la cabeza y después a los ojos, se transforma y cuando lo veo yo también lo hago.

—Papá... —susurro y el sonríe, doy unos pasos hasta el con lágrimas en los ojos y lo abrazo, el también me abraza llorando y sonrío

—Alba... —susurra y sonrío más

Cuando nos separamos me mira detenidamente y sonríe.

—Toda una gryffindor —sonrío agacha do la cabeza y mira a Fred, el cual está analizando la escena

—¿Cómo has escapado? ¿Qué haces aquí? ¿Estás bien? Hay que avisar al tío Remus. ¿Te han echo algo? ¿Te han visto los dementores? Espero que no... ¿Dónde duermes? ¿Pasas frío? —me vuelve a mirar sonriendo

—Estoy bien hija —dice y lo vuelvo a abrazar

La hija del merodeadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora