La hija del merodeador

27

Es mi última noche con los Weasley y no podía dormir así que me puse la cazadora de cuero, la cual estoy cuidando como oro y bajé, al terminar de bajar las escaleras oigo pisadas detrás mío y me giro.

—¿No puedes dormir? —me pregunta Fred y niego

—¿Te he despertado? —pregunto

—No, yo tampoco podía pegar ojo, ¿a dónde vas? —pregunta llegando a mk lado

—A dar una vuelta —digo y abre mucho los ojos

—¿Tu sola, a los alrededores del bosque y de noche? —pregunta y me rio

—Si, no es la primera vez y no me van a comer —digo y sube corriendo, al minuto vuelve a bajar poniéndose una cazadora

—No vas a ir sola —dice y sonrío

—No hacia falta que vinieses —digo y lo miro

—Tampoco tenía mucho que hacer, además, ¿no puedo ir a dar un paseo con mi amiga o qué? —pregunta y asiento

—¿Qué es eso? —pregunto señalando a un árbol y él mira dando unos pasos

—¿El qué? Yo no veo na... —antes de que acabe le tiro una bola de nieve a la espalda y el se gira para mirarme

—¿Con qué esas tenemos? —se agacha y empezamos una guerra de bolas de nieve

Después de más de media hora nos tiramos en la nieve y hago un ángel.

—¿Qué hora es? —pregunta y me encojo de hombros

—Sobre las tres y algo serán —digo y me mira

—Ven, te voy a enseñar algo —dice levantándose y dándome la mano para hacerlo yo

Después de andar un buen rato en dirección contraria al bosque llegamos a una especie de cobertizo, bastante alejado de la madriguera y que se encuentra entre muchos árboles.

—¿Qué es esto? —pregunto y entramos

—Lo encontramos George y yo un día dando vueltas, solo lo sabemos nosotros, y ahora tú, asique guarda el secreto —sonrío y nos sentamos

—¿Tienes miedo a las arañas? —me pregunta y niego

—Bien, porque tienes alguna al lado, cuidado con el pelo —dice y me siento en otro lado y nos ponemos a hablar