Fragmentado - Litcko

V

— ¿Qué fue eso? — preguntó Monzón un tanto asustado, sin obtener una respuesta.

— Ay no, Ecko. — susurró Natalia con una expresión tensa, observando a su madre.

Una segunda tanda de gritos se escucharon, haciendo que la rubia se pusiera de pie inmediatamente y junto con la anciana subieran aprisa las escaleras. Lit las siguió con cautela y entró a una habitación detrás de ellas.

Encontró a Ignacio tomando por el cuello de la remera a LaFuente, que tenía un pómulo algo hinchado, mientras forcejeaba con el morocho. La mirada de Spallatti desbordaba furia y su respiración era tensa.

— ¡Ecko! ¡Soltalo ya! — exclamó la rubia, distrayendo al morocho lo suficiente para que el castaño se liberara del violento agarre. — ¿Qué pasó?

— Este idiota no aprende más, eso pasa. — exclamó furioso Ecko. — Puso una película así nomás y se empezaron a mandar cualquiera.

— Ya te dije que no lo sabía. Pregunté cuando me la recomendaron y me dijeron que no había nada. — se excusó Damián. — Ya te pedí perdón.

— No es a mi al que le tenés que pedir perdón, salame. — bufó el morocho, avanzando de manera amenazadora contra el castaño, pero la anciana se interpuso.

— Calma, mi niño. — dijo de manera calma, mientras tomaba la mano de su nieto.

— Pero.. pero.. — intentó reclamar Ecko, pero fue interrumpido por la mayor.

— Es suficiente, tranquilo. Vení, acostate un rato. — ordenó de forma amable. El ojinegro bufó pero la siguió, esquivando vidrios rotos, posiblemente de un vaso. Se tiró en la cama y la anciana se sentó a su lado, comenzando a hacerle mimos en la cabeza.

La respiración del morocho comenzó a regularse y luego de enviar a LaFuente a buscar hielo, Natalia se sentó junto a su madre e hijo y comenzó a cantar una canción de cuna. Como si le hubiesen dado sedantes, Spallatti quedó profundamente dormido.

— Anda al comedor, Mau. Vamos en un ratito. — dijo suave la madre del morocho. Lit acató el pedido y se encontró con Damián sentado en el sillón con una bolsa de hielo en la mejilla.

— ¿Estás bien wacho? — preguntó Lit luego de unos minutos, manteniendo su actitud cautelosa. — Parece que estuvo bravo.

— Sí, todo bien. — contestó Dam, algo retraído. — Hace mucho no pasaba, digamos que no le caigo muy bien a Ecko. — agregó, arrepintiéndose enseguida de sus palabras, al ver a ambas mujeres ingresar a la habitación.

— Tranquilo Dami, sé que es complicado. Llamé a Maia, venía para acá ahora. — sonrió la rubia. — ¿Te lastimó mucho? ¿Qué lo desencadenó?

— No, estoy bien. — respondió el castaño. — Estábamos mirando la peli lo más bien y de la nada intentan abusar de una piba. Y para cuando pude sacar la película ya era tarde. — explicó, con la mirada baja.

— Calmate, ¿sí? Ya pasó, después hablas bien con él. — dijo, rodeándolo con un brazo. Luego observó a Mauro, con algo de lástima. — Perdón por haber visto eso, no nos esperábamos que pasara algo así.

— No, no pasa nada. Imagino que tiene que ver con lo que Nacho quería decirme, ¿no? — respondió el ojiverde y ella asintió.

— Sí, es algo delicado e Ignacio quería hablar en persona con vos. Aunque pensando en que podría no estar disponible, te escribió esto. — dijo, agarrando un papel de un cajón y me lo entregó. Monzón lo abrió algo desconcertado.

"Lit, imagino que si estás leyendo esto es porque no estoy disponible y me disculpo por eso.

No quiero dar muchas vueltas, así que le pedí a mi vieja y mi abuela que te explicaran lo que me pasa.

Espero no te espantes, porque de verdad me gustaría arreglar las cosas con vos y seguir siendo amigos.

Pd: Si Dam sigue acá, decile que no te meta el bardo o se las va a tener que ver conmigo."

— Y-yo.. no sé qué decir, la verdad. — soltó el peliblanco. — Ah, y dice que no me metas el bardo, compa. — dirigiéndose a LaFuente, que lo miró sorprendido y luego rió, contagiándolos a todos. Necesitaban liberar la tensión.

— Bueno, tomá asiento, esto puede ser un poco.. difícil. — habló Natalia y Monzón obedeció su orden. — Lo que pasa con Ignacio es que sufre de Trastorno de Identidad Disociativo. Lo que comúnmente se conoce como "personalidad múltiple". — explicó, simulando comillas con los dedos.

— ¿Es eso de que hay como muchas personas en una sola? Creo que vi alguna película de eso. — cuestionó el teñido, a lo que la rubia asintió.

— Es algo así. En su mente conviven cuatro personalidades. Ignacio es la que vos conociste, y esa de arriba era Ecko. — continuó. — Además, están Nacho y Matías. Sé que es bastante entreverado.

— A Mati lo conociste ayer. — agregó Dam. — Ignacio todavía no le contaba sobre vos, por eso reaccionó así. Y yo no sabía quién eras.

— Entreverada se me hace la matemática. Esto es.. raro. — soltó Mauro confundido. — Perdón, no quise que sonara mal. Es solo que es diferente. Alguna vez escuché sobre el tema, pero nunca creí conocer a alguien así. — continuó. — Y creo que a Ecko lo conocí hace una semana, en una compe de free. Fui con un amigo, me lo crucé y lo fui a saludar y me re ignoró. Le mandé un mensaje al rato y me bloqueó.

— Sí, eso suena como algo que haría él. Pero bueno, Ignacio estaba muy emocionado por haberte encontrado. Incluso lo habló con Maia, su terapeuta, por lo que me dijo. — dijo Natalia emocionada. — Y te aseguro que no hace eso con cualquiera. Está intentando arreglar con todos para que se lleven bien con vos.

— Tengo que analizarlo bien, es mucha información y no me da la mente para tanto. — confesó el ojiverde. — Pero si a él tanto le importa, entonces a mí también. ¿Qué más pueden contarme sobre esto? ¿Por qué le pasó? — preguntó, y sintió cómo la tensión se hizo presente nuevamente. — Uh, tema delicado, ¿no?

— Sí, es algo.. difícil. Sería mejor que sobre eso hables directamente con Ignacio, cuando esté preparado te lo dirá. — respondió tranquila Rosa. — Lo que podemos decirte es que pasó por unos momentos bastante complicados luego de la muerte de su padre, y eso lo llevó a estar así hoy.

— Como dijo Rosita, es difícil, sí. Así que trata de evitar el tema, que salga de él si quiere hablarlo, porfa. — agregó Damián. — Puede hacerle mal sino.

— Sí, no hay ningún problema, entiendo rey. — dijo Mauro asintiendo. — Sobre su condición, ¿qué necesito saber?