XXXI

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"Compa, ¿cuánto tiempo es para siempre? preguntó la Alicia. "A veces, sólo un segundo, reina." respondió el Conejo falopero. "Pero yo no soy ninguna reina cheta, gil" le dijo la Alice. Puuuum — exclamó al final Lit, zarandeando el brazo, simulando un golpe. Observó atentamente la reacción del morocho, quien rio.

Toy' seguro de que no e' así como va el cuento, Litculo. Pero eta' ve' te la dejo pasar. — sonrió Nacho, señalando al ojiverde con un dedo acusador.

Es así, Ídolo de los Niños. Yo jamás le mentiría a un chiquillo como tú, ¿sabes? — se defendió Mauro.

Amor, se está haciendo tarde. Andá a dormir la siesta, ¿sí? — habló Natalia al llegar a la sala de juegos.

Pero ma, todavía no terminó el libro. — puchereó el ojinegro. — Un ratito má', porfa.

La próxima lo terminamos, wachín. — intervino el ojiverde, molestándolo al acariciar su cabeza.

No me digá' así, Litculo. — bufó Spallatti. — Pero bueno, ¿lo prometé'? — agregó.

Obvio pa, siempre. — rio Lit. — Ahora anda a dormir que hay varias cosas para hacer más tarde.

Bueno, nos vemo' la próxima entonce' — soltó Nacho mientras lo abrazaba, para luego irse a su cuarto.

Gracias Mau. Ahora siempre se emociona cada vez que le toca tarde de juegos y sabe que venís vos. — dijo la rubia cuando ambos llegaron al comedor, luego de despedir al morocho en su cuarto. — No te complica con las clases, ¿no?

No, tranqui. Sólo tengo una clase los Viernes al salir del laburo y me da justito para venir. — aclaró Monzón. — Y si tengo un tp o algo lo dejo para el finde. Yo disfruto estando con él, no hay drama.

Sos un amor. — sonrió Visconti, alborotándole el pelo para molestarlo. — Nunca te pregunté, ¿en qué estás trabajando?

Es una tiendita de cosas para mascotas. Tipo comidas, juguetes y esas cosas. — explicó el teñido. — Está buena, y el dueño es alto capo. Si le aviso que preciso estudiar o algo siempre me da libre y si el día está medio denso compra facturas para achacar.

Ah, mira. Que bien, me alegra. Es re difícil encontrar un laburo donde estés cómodo. — dijo Natalia. — ¿Y no venden mascotas y eso? Raro que no haya un veterinario también.

Es buenísimo sí. Y no, a veces llevan algún cachorro para dar en adopción, pero al viejo no le gusta vender. — dijo Lit. — Además está viendo de alquilar un local chico que hay al lado porque tiene un veterinario amigo y ahí podrían trabajar re bien.

Pasaron alrededor de dos horas charlando sobre sus trabajos, clientes fastidiosos y pedidos extraños. La noche comenzaba a asentarse y a Mauro le preocupaba que se hiciera demasiado tarde. Tenían que pasar por su apartamento a buscar las últimas cajas de la mudanza, llevarlas a lo de Dani y de ahí salir para la plaza. El tiempo estaba en su contra, sólo esperaba que Ecko despertara al frente o todo saldría mal.

Para su suerte, Ecko se bañó rápido apenas despertó y veinte minutos después estaban rumbo al anterior hogar de Monzón. Evidentemente el morocho estaba de mal humor porque tenían que hacer todo a las apuradas, pero había prometido ayudarlo, así que evitó hacer comentarios. Una vez llegaron a lo de Ribba, acomodaron las cajas en la habitación del ojiverde mientras el más bajo terminaba de ducharse.

Spallatti básicamente llevó a ambos a rastras hasta la plaza, estaban llegando tarde, pero para su suerte ya estaban anotados, cortesía de Londra. Llegaron justo cuando terminó la primera batalla y saludaron a Paulo y Iacho mientras averiguaban contra quiénes les tocaba. Monzón contra Ribba y Ecko contra Londra, la noche se aprestaba a ser muy entretenida.

Fragmentado - LitckoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora