Luego de aquella reunión, Mauro se sentía mucho más tranquilo ya que Paulo parecía comprender un poco mejor la situación de Spallatti. Todo escepticismo que el rubio poseía sobre la veracidad del trastorno que el morocho padece había desaparecido por completo y esto alegraba muchísimo a Monzón.
Ahora podía estar en un mismo lugar junto con Londra y Spallatti sin sentirse incómodo por las tensiones que habían entre ellos, aunque aún tenían que limar las asperezas que quedaron de los primeros encuentros que tuvieron. Pero eso sería en otro momento, ahora el ojiverde se conformaba con este pequeño pero muy significativo avance.
El rubio era muy importante en la vida del teñido, tanto tiempo de conocerse había logrado que ambos formaran una estrecha relación, como la de dos hermanos. Podían tener sus altas y bajas, pero siempre que uno de ellos necesitara apoyo, el otro estaría a su lado, y esto era sumamente importante para Mauro. Después de tantas situaciones que pudieron orillarlo a tomar una decisión incorrecta, Paulo estaba ahí para que no lo hiciera, y ahora que había prometido llevarse mejor con Spallatti, no podía pedir más de él.
Sin imaginarlo, todo el Golden Team se había vuelto importante para Monzón. Podía tener sus diferencias con Ecko, pero debía solucionar eso si quería formar parte de la vida de Ignacio. Además, las palabras que Damián había dicho no dejaban de darle vueltas en su cabeza, y era por eso que decidió ir a la casa del morocho sin decirle nada, quería sorprenderlo.
Necesitaba hablar con Ignacio, no podía soportar la espera. Y no era un tema ligero como para tratar por simples mensajes. Así que se armó de valor y tocó el timbre. Esperó un par de minutos para que alguien abriera, en un principio se imaginó que sería el morocho, por lo que se preparó un poco para no hacer una de las suyas, aunque al final no fue este quien le recibió.
— ¿Mau? — preguntó Natalia, con una sonrisa al verlo. — ¿Cómo estás? Ya hacía mucho que no venías. — dijo abrazándolo.
— Nati, todo bien, ¿vos? — pronunció el teñido, correspondiendo al abrazo de inmediato. — Sí, estuve medio ocupado con el laburo y eso. — dijo sintiéndose más tranquilo. — Vine a ver a Igna, quería caerle de sorpresa porque no nos vemos desde el otro día. — comentó con cautela.
— No pasa nada, siempre sos bienvenido acá. — dijo la rubia. — Ah, y hay un temita, es Viernes..
— ¿Qué tiene? — cuestionó el teñido, la expresión de confusión le robó una sonrisa a la rubia.
— Nacho está al frente ahora. — informó riendo la mayor. — Es que hoy es su tarde de juegos y Nacho normalmente no deja el frente por toda la tarde. Si querés podes pasar a saludarlo y esperar o dejarle algún mensaje a Igna. Mati estuvo preguntando por vos también.
— No me la conté que no doy más de pelotudo. — respondió Monzón, golpeándose la frente con una mano. — No puede ser que me olvidé de eso justo hoy loco, soy el real pelotudo. Encima le iba a decir de ir a una joda, qué pajero. ¿Y con Mati todo bien? Hace mucho no sé de él.
— Tranquilo, no pasa nada. — dijo divertida Visconti ante los reproches del teñido. — Generalmente para el final de la tarde se duerme una siesta y cede el control, podes esperarlo si querés. Y sí, Mati está bien, se la pasa escribiendo y eso, lo normal, pero más animado.
— Uh, bueno. Bien ahí, le dije que me puede escribir cuando quiera pero nunca lo hizo. — confesó el ojiverde. — Hay tremendo olorcito, ¿qué está cocinando la nona?
— Pasa y averigualo. — soltó Natalia con una sonrisa, dándole paso a Mauro.
El ojiverde antes de dirigirse a la habitación del morocho pasó a saludar a Rosita, quien estaba en la cocina, preparando unas galletas que suponía eran para Nacho. Luego se dirigió a donde estaba Spallatti, antes de entrar tocó tres veces pero no recibió respuesta alguna, por lo que se decidió a entrar.
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Fragmentado - Litcko
FanfictionSi quieren formar parte de mi vida, entonces tienen que aceptarlos a ellos también. - Colaboración con la mejor, @Okupa-09