XXVI

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Monzón y Spallatti volvieron entre risas a la pista improvisada, encontrándose con Ribba y Palacios bailando, demasiado entretenidos como para enterarse de su llegada. Prefirieron no interrumpirlos y se dirigieron a la barra, podían darse el lujo de escabiar un poco más mientras el menor estaba en la suya con el platinado.

Wacho, alto cagaso cuando el Dam se dio cuenta. ¿El ojitos se habrá enterado? — preguntó el ojiverde mientras bebía de su trago.

Nah', tranqui, no creo. Y con Dami sin drama, ni que fuera la primera vez que lo encuentro garchando. — soltó el morocho como si nada, volviendo hacia la pista. — Yo pensé que ibas a salir corriendo, no que me ganaba una tirada de goma. — agregó divertido, viendo como el teñido se atragantaba con su bebida.

C-callate gil. — refutó Lit como pudo, desviando la mirada a cualquier otro lado que no fuese la sonrisa de Spallatti. — Encima vos terminaste con la boca llena, no podés ni hablar.

Pero a mí no me avergüenza admitirlo, sos vos el que se pone en modo tomate por haberme acariciado la nutria. — acotó el ojinegro, carcajeando cuando el ojiverde bufó y se dio media vuelta, por lo que aprovechó para plantarle un beso en la nuca mientras le acariciaba la cintura. — Dale, no te me hagas el ofendido Johnson.

¿Ya volvieron? No te tenía tan precoz, Spallatti. — rio Ribba al percatarse de su presencia.

No gil, cayó Dam con el ojitos a tu cuarto y nos cortó todo el mambo. — bufó Ignacio.

Ah, re pelotudo. — burló Daniel. — En mi defensa, lo mandé a otra pieza. Seguro está tan mamado que se confundió.

Se quedaron bailando y conversando tranquilos, pasaron alrededor de quince minutos antes de que LaFuente y Oliva hicieran acto de presencia, claramente luego de tomar una ducha. Nadie hizo ningún comentario al respecto, continuaron disfrutando de la noche y la fiesta como si nada extraño hubiera ocurrido.

Cerca de las cinco de la mañana se aprontaron para irse, Ignacio tuvo que cargar a Mateo, que luego de probar un vaso de cerveza, sumado al cansancio de bailar tanto, quedó profundamente dormido. Se pidieron un Uber hasta el domicilio de Corazzina y de ahí tomaron un bus hacia la casa de Spallatti.

Siempre camino flexin' por la street, aunque la' mirada' estén en mí. — canturreó Monzón luego de bajarse del ómnibus.

¿Y eso? — cuestionó el morocho con una mirada confusa.

Ni idea rey, sólo pintó. — dijo Lit como si nada. — Uh, ¿habrá algo para el bajón? Tengo una re lija.

Debe quedar pizza de ayer, sino vemo' ahí, algo debe haber. — respondió Igna. — ¿Pasaste bien?

Má' vale compa, el Dani siempre activa altas jodas. Y el wachín parece que la pasó bien también. El ojitos quedó re meloso con el Dam también. ¿Decís que la encara ahí? — consultó el teñido.

Sí, yo qué sé. Dam nunca fue de engancharse mucho que yo sepa, pero allá él. Igual está cebado con él y es copado el flaco así que ni idea. — restó importancia el ojinegro. — Igual lo preguntaba por otra cosa..

Sí, ya sé gil. Pasa que no sé como podemos estar tan mufados wacho. — se quejó Monzón. — Cuando vi que se metieron al cuarto fue el colmo boludo. El Eckonomía no nos habrá hecho alguna macumba o algo, ¿no? Lo veo capaz al cabeza de brujo ese.

No seas tarado, encima que me dejó tranquilo el resto de la noche. — reprochó Ignacio, intentando contener la risa. — Igual capaz que tiene que ver con la plumas que encontré abajo de la cama. — burló, riendo ante la cara de sorpresa del contrario mientras abría la puerta de su casa. — Dale bobi, entremo'.

Fragmentado - LitckoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora