Cap 7.

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Narra Pilar

- No puedo creer que este metida en este lugar. Camino dando vueltas. - De verdad no puedo creerlo, mis padres van a matarme.

- Alarmarse no servirá de nada.
Purre se atreve a dirigirme la palabra.
Me giro hacia él y lo fulmino con la mirada.
- Ahora porque me miras así?
En serio?
- No podías entregarles las llaves de tu coche? Niego repentinas veces. - Tenías que hacerte el fuerte y golpearlo.
- Ahora esto es mi culpa?
Suelta ofendido.
- Claro que lo es, en primer lugar nunca debí aceptar salir de detención.  
- No recuerdo haberte puesto un cuchillo debajo de cuello para que me acompañaras.
- Fuiste tu quien se presento ahí!
Suelo un suspiro resignada, apoyo la espalda en la pared y me dejo caer en el suelo, ocultando mi rostro con mis manos.
- Vamos, no vas a ponerte a llorar ahora, llorar no soluciona nada.
- Déjame en paz, idiota. Gruño. - Y no estoy llorando.
Hecho mi cabeza hacia atrás y observo a la polilla adentrarse, me levanto de inmediato.
- Hey! Me atrevo a llamar.  - Cuando van a sacarnos de aquí? Tengo derecho a una llamada.
- Pilar, no lo hagas.
Dice Purre.
- Cállate!
El oficial se acerca y saca las llaves de su bolsillo, y me hace una señal para salir de la celda.
Gracias a Dios!
Sin embargo cuando Purre esta por salir lo detiene.
- Solo ella.
Menciona.
- Qué? Miro a Purre antes de volver a mi atención al policía. - Porque?
No me responde y cierra la celda antes de tomar mi brazo y dirigirme hacia La Oficina.
- Puede irse Señorita Pascual!
Menciona entregándome mis cosas.
- Qué sucede con Purre? Pregunto casi de inmediato. - Porque él?
- Descubrimos que dicen la verdad, pero el señor Giménez no puede irse.
- No estoy entendiendo nada. Pregunto con la intención de recibir una explicación. - Porque Purre no puede irse?
- El Señor Giménez tiene un historial policial, necesito hablar con él y escuchar un par de declaraciones antes de dejarle ir.
- Historial policial? Qué?
Lo interrogó y recibo una mueca de incomodidad de su parte.
- Váyase señorita Pascual!
Pide con un tono autoritario.
Le lanzo una mirada fulminante al oficial y que praticamente me arrojo a la calle.
No sé qué hacer..
Dirijo mi atención a las horas en reloj y son 3:30pm, bien, quizás demoren una hora o más, no creo que un interrogatorio les dure toda la tarde.
Suelto un suspiro resignada y me siento sobre las gradas esperando que en cualquier momento lo dejen ir por estas puertas. No sé cuántos oficiales llegan a cada media hora, pero es terrible el nivel de inseguridad que hay por esta zona.
No sé cuando tiempo pasa así que solo puedo ver que son 6:30pm, finalmente el cielo empieza a oscurecer y comienzo a sentir las corrientes heladas venir en mi dirección, para entonces pierdo todas las esperanzas y la puerta se abre, pero estoy tan acostumbrada a voltear cada vez que suena que ya la fe de verlo salir se ha vuelto nula.
" Qué demonios estás haciendo aquí?
Me levanto como un resorte al oír su voz.
- Dios! Me quejo con una mano en el pecho. - No creí que fueran a tardar tanto... qué demonios hacían ahí adentro. Purre no dice nada. - Qué sucede, Purre?
- Porque sigues aquí? Vuelve a preguntar con el mismo tono de antes. - Creí que... olvídalo. Se rasca la nuca y suelta una maldición por lo bajo. - No deberías estar en casa?
- No esperaba que me agradecerías por esperarte.
- No te pedi que lo hicieras. Este chico es increíble! - Estando aquí no me ayudas en nada.
- Qué grosero.
- Tienes como irte?
Pregunta cambiando de tema. 
- Y tu coche?
- Se quedara en la estación esta noche. Suelta con enfado. - El imbecil a cargo del garaje, se fue temprano, llevándose las putas malditas llaves, maldita sea!
Me sobresalto con el tono de su voz, me encojo de hombros y al cruzar mi mirada al su rostro distingo las diferentes marcas y golpes que le quedaron, él se mueve ofuscando y al regresar su mirada hace mi luce sorprendido que la sonrisa ya conocida saca a la superficie esos molestos hoyuelos.
- No digas nada. Me adelanto. - Creo que debemos ir al médico.
Pasa uno de sus pulgares por su labio sangrante, debo admitir que es un gesto muy atractivo.
- Estoy bien, solo son un par de golpes.
Trata de convencerme.
- Aún creo que debes ver un médico.
Insisto.
- No estamos tan lejos. Menciona mirando la calle. - Serían una o dos horas a pies.
No respondo y nos mantenemos en silencio mientras yo en mi cabeza ideo una y mil preguntas en las que no sean muy atrevidas y incómodas preguntando acerca de su historial policial. Así que nada, no puedo más con la curiosidad voy a una pregunta directa y concisa.
- Entonces... Alargo la palabra. - Ya tenias denunciar antes?
Silêncio.
Bien Pilar, acabas de meter la pata.
- Llevas en silencio un buen rato y eso se te ocurre preguntar.
Suelta con tono de burla.
Me mantengo un silencio hasta que escucho un suspiro de su parte.
- Conoces Tomi Capano?
- Tomi? Te refieres al chico que....
Me detengo a mitad de la oración.
- Adelante, dilo! El puto imbecil con quien estuvo viéndome la cara con Malena.
En el enfado está en cada palabra.
- Ya veo, los rumores son ciertos.
- Ya tengo denuncia de agresión de su parte. Continúa. - Y estoy en la lista negra de los oficiales, solo porque el gilipollas tiene dinero. Me soltaron con una advertencia y acabo de pasar de la lista negra a estar arriba de ella.
Hace una señal sobre su cabeza.
- Es por eso que te arrestaron a ti y no a ese ladron?
- No, ahí sí se equivocaran. Suspira cansado. - Hasta los muy hijo de puta cometen esos errores, pero ahora por esto, me tendrán vigilado.
- Mientras no golpees a nadie, todo estará bien.
- Mientras nadie se atreva a joderme.

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