Cap. 20

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Narra Pilar

És que acaso no hay otra persona en la escuela a la que él pueda tirarse?
No, quizás no lo haga.

- Entonces como te das placer?
Su voz vuelve a llenar mis oídos.
Desde que me confeso sus intenciones conmigo no he dejado de seguirme y por un momento, solo por un momento llegué a creer que solo estaba bromeando, obviamente eso fue descartado después que comenzó a seguirme a todos los lados.
- Qué, Purre?
- Como te das placer?
- Como que doy qué?
La pregunta se escapa fugaz de mis labios.
- Como te tocas?
De verdad, Purre no tiene las más mínima sutileza para hablar de estos tema, definitivamente en la biblioteca no es el lugar adecuado pasa este tipo conversaciones, mucho menos si hay más de 50 orejas escuchando, mis mejillas arden y me levanto con el libro, me voy en busca del siguiente tomo entre las estantes, pero escucho claramente sus pasos seguirme.
- Puedo enseñarte si quieres.  Me estás jodiendo?  - Podemos empezar lento, no tengo prisa. Me dice y no puedo entender cómo se le hace tan fácil hablar de este tema. - Puedo empezar con lo básico, pasito a pasito.
Intento sujetar el libro arriba de mi, pero no lo alcanzo y termino por pararme de puntitas, lamentablemente para mi suerte Purre termina por sostenerlo antes que yo, me giro hacia él y sus ojos avellanas y esa sonrisa petulante me atraviesa.
- Qué dices?
- No voy acostarme contigo, Purre. Es tan difícil entenderlo? Suelto pretendiendo que entienda. - Ahora dame mi libro.
- No te creo.
-De verdad eres desesperante. Solto un suspiro. - Qué tengo que hacer para que entiendas que no quiero tener sexo contigo?
Parece pensárselo, pero finalmente habla sorprendiéndome de nuevo.
- Dame un beso, princesa.
Mis ojos se abren de par en par y el rubor se extiende por mis mejillas, él no puede pretender soltarme algo así y que no me sonroje.
- Dios! En serio, eres un encanto.
Se ríe y aprovecho su distracción para quitarle el libro, pero no lo logro.
Aleja el libro coloca sobre mi cabeza y se acerca peligrosamente a mi, mi espalda choca contra el estante y golpeo lentamente mi hombro.
- De verdad me pones mucho cada vez que te sonrojas.
Intenta acercarse más, pero para su mala suerte soy más rápida y subo el libro entre mis labios cubriendo mis labios con él.
- Supongo que me quedaré con esto.
Mueve el libro en sus manos.
- No voy a besarte, no es parte del acuerdo.
Le recuerdo. 
- A lá mierda el acuerdo, las cosas han cambiado.
- Lo único que ha cambiado es que repentinamente quieres acortarse conmigo.
- No es repentino, princesa. Quiero desde la noche de la fiesta en la casa de Facundo, no dejabas de provocarme.
- Estaba borracha, no me responsabilizo por mis actos.
- De igual, me puse caliente como la mierda y luego te dormiste, esa noche me dejaste con una enorme erección dentro de los pantalones.
- No necesito saber eso, Purre.
Se separa de mi, pero nuestros cuerpos chocan, una de sus manos va a mi rostro y sus dedos recorren mi labio, debería apartarlo, quiero apartarlo, pero él estupido efecto no deja que lo haga. Purre me sonríe y su nariz rosa la mía, trago despacio y cuando consigo obtener la compostura me decido a apartarlo ya es demasiado tarde.
Entonces él me besa y todo se descontrola.
Puedo sentir esa pequeña cordura romperse en mi mente, pero finamente consigue lo que busca y mis manos suben a su rostro dejando caer el libro al suelo seguido del tuyo, sus manos no pierden tiempo y se aferran en mi cintura, lo siento sonreír a mitad del beso y vuelve a besarme hasta dejarme sin aliento, su lengua toca la mía y la sensación es embriagadora, el calor de su cuerpo me presiona y cuando intenta acercarme más el estante se tambalea moviendo los libros.
- Purre...
Jadeo sobre su boca.
Estupida voz interior, no rebeles y digas su nombre.
Sus labios vuelven a rosar los míos y me mira unos segundos antes de volver a cerrar los ojos, nuestros alientos chocan y su boca vuelve a estar sobre la mía, muerde mis labios antes de continuar donde se quedo y jala de ellos para volver a besarme esta vez con las manos presionando mi nuca, y las mías apretando su camiseta, se en que lugar estamos y se que no es correcto, pero me doy cuenta que su beso es adictivo porque no insisto en detenerlo, y no quiero separarme de él.
No me gusta.
No me gusta lo que Purre esta empezando a despertar en mi.
Se aparta de mi una vez que necesitamos respirar y se relame los labios sonriéndome como siempre lo hace, se agacha a recorrer el libro que tiro y de paso recoge el mío también mientras yo aún sigo perdida en mi mundo, extiende los libros hacia mi.
- Lo sabia. Dice después de recuperar la respiración. - Lo quieres tanto como yo.
Mierda.
Me sonríe por último y se aleja sin decir nada más, tengo unos grandes deseos de arrojarle el libro que me dio en la cabeza, pero me limito a pegarlo y maldecir en voz baja.

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