45. TE AMO

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A pesar de la advertencia de Haruki, Kageyama continuó visitando a Hinata, organizó su horario de manera que el trabajo no se interpusiera y que no tuviera que toparse con los trillizos, para evitar altercados.

- Me preocupa que vayas a tener problemas en tu trabajo, por venir a cuidar de mi por las mañanas.
- No te preocupes, ya te dije que soy el presidente de mi propia compañía, además ya me hacia falta tomar un descanso del trabajo.
- Ok, ya entendí Kageyama.
- Tobio, puedes llamarme por primer nombre Shouyo - Hinata se sonrojo.
- Esta bien, To...bio.
- Así está mejor. Shouyo quisiera saber si aceptarías ir a cenar conmigo mañana.
- ¿Mañana?, pero es San Valentin, deberías salir con la mujer que te gusta
- No me interesa ninguna mujer, prefiero salir contigo.
- No lo se, mis hijos...
- Probablemente salgan con sus novios.
- Supongo que tienes razón. Esta bien, iré contigo.
- Perfecto, entonces pasaré por ti a las 20:00 hrs.
- Entendido.

14 de Febrero

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14 de Febrero

Como cada año las chicas del Toritsu, estaban más que emocionadas y decididas a declararse. Especialmente, las de primer año, que parecían estar cautivadas con el físico del capitán de voleibol y el porte intelectual del presidente del consejo estudiantil.

Se podría decir que el amor se sentía hasta en el aire. Pero con ello también los celos; mientras Kouta rechazó el chocolate de cada una de sus fans, Haruki aceptó los que le fueron regalados, agradeciendo por su gesto con una sonrisa resplandeciente.

Al término del día, antes de que Haruki pudiera escabullirse y sin importarle llegar tarde a la práctica. Decidió esperar fuera del consejo estudiantil e interceptar a Haruki.

- Buen trabajo, presidente.
- ¿Qué se le ofrece, capitán del equipo de voleibol?
- Necesito una audiencia personal con usted, presidente.
- Vaya, debió mencionarle al secretario, para que lo agendara. Como podrá ver en este momento voy de salida.
- Eso asumiendo que te deje ir - dice Kouta, mientras cierra la puerta con seguro.
- No estoy para tus juegos Kouta.
- ¿Quién dijo que estoy jugando?
- Déjame salir.
- ¡No, ya fue suficiente! Estoy cansado de que me alejes, de tu empeño por ocultar que me amas. No puedo simplemente quedarme de brazos cruzados, viendo cómo recibes todos esos chocolates y les dedicas una sonrisa falsa.
- Mi sonrisa no fue falsa.
- Claro que lo fue, ¿cuánto tiempo crees que llevamos de relación? Te lo dije, eres el centro de mi mundo, nada es más importante que tú; ni siquiera el voleibol - Haruki no podía responder, sentía que si hablaba su voz se quebraría - No debemos permitir que la historia de nuestros padres nos afecte.
- ¿Qué?
- Ya lo se todo, mi padre me lo contó. Incluso sobre la duda que plantó en ti.
- Entonces debes entender, que esto no se trata de simple amor, sino de cómo afectará nuestro futuro....

- Sabes, lo de los chocolates me molesta mucho, pero más me enoja la poca fe que tienes en mí. ¿Crees que nunca pensé en ello?; claro que era consciente, pero decidí no preocuparme por eso, porque tenía la seguridad de que podríamos resolverlo cuando el momento llegará. Pero en su lugar, decidiste las cosas por ti mismo, me hiciste aun lado. Te convenciste, que la historia de nuestros padres se repetiría en nosotros.
- No hay garantía de que lo nuestro durará por siempre. ¿Por qué no dejarlo, cuando aún hay amor? ¿por qué esperar a que todo lo demás nos afecte y la relación se deteriore? - en ese momento Kouta se acercó a Haruki y lo envolvió con sus brazos.
- Sé que tienes miedo, yo temo cometer algún error y no hacerte feliz. Pero la vida está llena de altibajos, lo importante recae en la forma de lidiar con ellos. Haruki por favor no me dejes. Te amo.
- Yo también te amo, pero necesito alejarme de ti, por el bien de mi padre.
- Aunque terminemos, mi papá no dejará en paz al tuyo. Sabes, cuando mi padre me contó la historia, también habló sobre su sentir al ver a tu padre en coma. Se dio cuenta, que estaba por perder lo que que más a anhelado en la vida. Está decidido a reconquistar al señor Hinata.
- ¡Y lo dices tan tranquilo!
- Nosotros no somos nadie para juzgarlos, no tenemos el derecho a interponernos.
- Pero...
- Se que quieres proteger a tú papá. Pero ¿no crees qué es él, quién debe decidirlo?
- Sí, pero...
- Descuida, si mi padre le hace dañó, yo mismo me encargaré de darle su merecido - sin poder objetar, Haruki asintió y Kouta se separó un poco para besarlo. Había pasado mucho tiempo desde que se habían besado, por lo que sin pensarlo el beso se volvió demandante y apasionado; debido a la falta de aire rompieron el beso - Extrañaba el sabor de tus labios.
- Yo también.
- Haruki, ¿vamos a mi casa?
- Sí.

VUELTAS DE LA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora