Capítulo 2

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El Paso del Tiempo

La vida pareció seguir su curso normal después de esos fatídicos 3 días, el Seireitei y su rey comenzaron la reconstrucción, Baraggan a su vez dispuso leyes estrictas contra los que se revelaran a su autoridad y puso como su cruel verdugo a Nnoitra Gilga. Tenjirō estuvo adiestrando por un año entero a Retsu Unohana para que tomara el puesto de doctora en el Gotei viajando y habiendo veces que se quedaba ahí por una semana, cuando ese día llego no volvió a visitar el monasterio solo cuando era estrictamente necesario.

El rey Baraggan tenía un férreo control del Gotei, después de la intervención de ellos al intentar salvar a ciertos traidores en contra de sus órdenes dispuso tener el lugar bien custodiado. El tiempo paso como pasa todo, algunas cosas cambiaron y otras siguieron igual. Rumores iban y venían sobre la fortuna que habían tenido los traidores Shihōin, Kuchiki y Shiba. Había historias que se contaban de padres a hijos, de ancianos a jóvenes sobre la huida de los nobles para escapar de un rey cruel, despiadado y como un pequeño clan pereció bajo su mano, un valeroso clan que ayudo a escapar al hombre que el rey temía que volviese y le arrebatara el reinado. Pero para todos esos niños y jóvenes eran solo eso...historias porque de ese hombre no se sabía nada, si vivía o si estaba muerto nadie lo sabía con exactitud, hace mucho tiempo que hablar o mencionar al clan Kuchiki, Shiba y Shihōin era prohibido.

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Doce años Después

La pequeña Soi Fong estaba por cumplir los catorce años de edad, había sido criada por los cuatro monjes del Alma y su vida había transcurrido entre los muros del monasterio, como lo había dicho Ōetsu en su tiempo, Shutara le tomo bajo su ala como una madre y como era de esperar fue educada desde que llego según la educación de los monjes, la meditación y sanidad del cuerpo que era el área de Tenjirō, Ōetsu le enseño el manejo de las armas como espada, los Kunai, dagas, muy a pesar de la negativa de Kirio y Shutara. Kirio le enseño todo sobre cocina, lectura, escritura y otros oficios domésticos. Shutara le adiestro sobre literatura, artes y para su pesar la lucha cuerpo a cuerpo, realmente no quería que ella fuese educada como una guerrera o como los del Clan Fong educaban a sus hijos, diestros con las armas, la lucha cuerpo a cuerpo...como decían anteriormente; material para la guerra.

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— Soi, ¿qué te pasa?— Ōetsu levantaba su voz molesto — es una técnica que ya hemos trabajado, debes enfocarte.

—Gomen ne, Ōetsu-dono — se disculpó una pequeña niña vestida con el bōgu o armadura de kendo, estaba de rodillas en el piso con el shinai en una mano y con la otra sobando su hombro izquierdo.

—Perdón, lo siento, no quiero escuchar disculpas o lamentos — comento y le mira seriamente — ¿cómo está tu hombro?— Pregunto suavemente.

—Bien — respondió la pequeña de pie — solo fue un golpe, nada de cuidado — informo con el shinai en sus manos.

—Eso es bueno, no quiero que Shutara me riña —bufa suavemente — terminamos el día de hoy, toma un descanso.

—Pero aún hay tiempo para entrenar y... — la niña guardo silencio ante la mirada seria de su maestro.

Ōetsu le miraba con desaprobación — he dicho hasta aquí, no estás enfocada y son dos días con distracciones tontas, eres muy buena con Shinai, la espada, Katana y puedo seguir la lista, pero hoy pareces una novata dejando aberturas por donde podría haberte atacado de mil formas y dejarte seriamente lastimada –— suspiro — obedece, ve con Kirio o a meditar con Tenjirō, cualquier cosa que te ayude a enfocarte de nuevo.

Historia de Una GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora