Verdades a la Luz – Pequeñas Complicaciones, Grandes Problemas II
Era día lunes en el Seireitei el sol se alzaba en el horizonte y el día empezaba con el movimiento de los comerciantes abriendo sus tiendas y acomodando sus productos, personas en general que iban y venían con calma, apresurados y uno que otro oficial que cuidaba del orden en general.
Reiko Minagui sonría levemente camino al palacio donde se encontraba el cuartel de los agentes del orden, la hora marcaba las 7:02, sabía que Shutara- sama terminaba su turno a las 6:00 am y Ōetsu-san estaría de encargado lo cual era favorable para ella. En sus manos llevaba dos sobres con una carta en cada una, la primera era para el jefe de la guardia en la cual constaba que la oficial Reiko Minagui estaría en una asignación especial bajo las órdenes del jefe del consejo Shiro Shihōin por lo que solo debía de reportarse con él y nadie más, el otro era otra carta para el encargado del resguardo y registro de los encarcelados en celdas del palacio donde se cumplían condenas pequeñas y eran crímenes de bajo perfil como robos, estafas o traficantes pequeños y algún otro noble que mereciese un castigo ejemplar, Takumi Fujiwara el que había luchado junto con Shiro, Shutara y Ginrei en la liberación del Seireitei fungía como el encargado. Esas cartas eran muy importantes y por consiguiente el primer pasó para llevar a cabo su plan. Un plan que había planeado en el momento y expuesto a Shiro-san y que podría decirse ella vendió muy bien, claro muy en el fondo ella tenía su propia agenda, pero al final el moreno había aceptado un poco renuente pero con el propósito de cumplir su misión de cuidar la herencia Shihōin y Fong.
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Shiro había despertado temprano y se encontraba en su despacho escribiendo una pequeña nota, la verdad es que no había podido dormir muy bien, aun cuando Minako trato en vano se saber que le sucedía o si tenía algún problema al ver que este parecía molesto, taciturno y daba vueltas en la cama. Aun hasta hoy en su mente había una incredulidad en creer lo que estaba pasando, pero si lo pensaba bien la chica Minagui tenía razón en su resolución de tomar acción, separando a Yoruichi y Soi antes de que las cosas se compliquen más. Ayer se había devanado los sesos pensando en quien podría ser la persona indicada para ser el futuro esposo de su hija, pero sobretodo preocupado de cómo Minako tomaría el hecho de que el haría un matrimonio arreglado para su hija y de lo que haría Soi Fong al respecto.
Yoruichi despertó y fue directo a tomar su ducha, tenía trabajo que hacer y le gustara o no era mejor empezar de una vez. Como le había dicho Soi Fong hoy tendría reuniones y posiblemente después de la pequeña visita de ayer no llegaría ese día, cosa que le parecía un poco triste ayer por culpa de Yūshirō no había tenido mucho tiempo de calidad con su novia y ahora debía esperar quizá uno o dos días para verla de nuevo.
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Ōetsu leía la carta en sus manos con detenimiento y a la vez miraba a la persona frente a él, la joven Minagui mantenía un rostro serio con un dejo de altivez, no sabía exactamente cómo es que había cambiado tanto de ser una chica tranquila y sonriente a una totalmente diferente era obvio que el rechazo de Soi le había dado otra perspectiva...quizá una muy amarga y un poco conflictiva pues hasta hace poco algunos de sus mismo compañeros se quejaban de su actitud, aun así ahí estaba teniendo la confianza de Shiro Shihōin, quizá con él y con su familia ella se comportaba, por lo tanto era del agrado del moreno — bien — señalo el monje — se hará como dice Shihōin — acepto este y la pelinegra asintió con solemnidad.
— Gracias Ōetsu-san — dijo respetuosamente.
— Que no se te suba a la cabeza — soltó el monje con una media sonrisa.
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Historia de Una Guerra
FanfictionUn rey despiadado y Cruel descubre un levantamiento dirigido por familias de alto poder y tradicion. Desatando un caos, muertes; pero los que sobreviven volveran para vengar sus muertos, para devolver la paz y regresar al lugar donde pertenecian.