Capítulo 9

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Promesas - Jugando Con Fuego

Monasterio del Alma

Después del almuerzo Ginrei y el joven Byakuya se preparaban para partir, Kirio y Ōetsu se despidieron y vieron como partían a todo galope, ahora ellos quedaban angustiados y solos, extrañamente hace mucho tiempo que no quedaba el monasterio tan abandonado, Kirio era la que parecía más desmoralizada y triste, Ōetsu también resentía lo que pasaba y sobretodo la falta de la pequeña abeja, desde su llegada al monasterio ella siempre había estado ahí y ahora que sabían que estuvo en peligro de muerte no podían imaginar sus vidas sin ver a la joven Fong.

—Ella estará bien— señalo Ōetsu a Kirio — es fuerte y terca, no se dejara vencer.

—Es una niña Ōetsu — se quejó suavemente — ella no debe estar en esos peligros— dijo y se fue hacia la cocina.

—Shutara y Tenjirō le cuidaran— comento Ōetsu suavemente y casi como un ruego, era normal que Kirio estuviese molesta pues había advertido una y otra vez de lo peligroso que era enseñar a Soi en su afán de ser una guerrera, pero él nunca podría negarle nada muy a su pesar y sabía que a Shutara le pasaba lo mismo, ahora solo debía rogar a Kami porque ella estuviese bien, por el bien de todos.

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Campamento- alto de la Montaña

En lo alto de la montaña Yoruichi estaba en el baño de su habitación tomando una ducha, después de comer había regresado para cuidar a Soi pero Shutara también había querido hacerlo por lo que opto dejar que ella se hiciese cargo, mientras ella se relajaba con un buen baño en su tina, como habían cambiados las cosas de un día para otro, no podía entender cómo era posible que esa joven la tuviese comiendo de su mano, cuando ella desestimaba cada sujeto idiota que había en el campamento o alguna que otra chica coqueta y demasiado hueca de su cabeza. Era cierto que la peli azul no se comparaba a ellos, desde el principio jamás busco complacerla, llenarle de atenciones o vanas palabras, siempre fue directa, respetuosa y algunas veces hasta desafiante y mordaz. Nunca doblegándose a sus deseos o a su trato y aun así era tan linda, cuidadosa, preocupada e inocente...si tenía esa aura inocente que bordeaba en lo tierno y seductor, sin contar que sus besos eran adictivos y en este punto sabía que Soi era natural para los besos o ella definitivamente era una buena maestra.

Mientras Yoruichi se duchaba Shutara tomaba la tarea de ver como se encontraba Soi, si ya no tenía temperatura y todo eso, entre tanto chequeo y movimiento la joven despertó de a poco del descanso y miro con su ceño habitual —Uhm, ¿dónde está Yoruichi? —preguntó suavemente.

Shutara sonrió — ella está dándose un baño, ¿cómo te sientes?

—Mejor — respondió suavemente y bajando su rostro — lamento mi falta de cuidado.

Shutara suspiro — no sigas hija — pidió suavemente — ¿sabes lo preocupados que estuvimos?, jamás había visto a Tenjirō tan abatido ocupándose de alguien y yo realmente no sabía reaccionar, si no fuese por Yoruichi-san — Shutara bufo levemente — si te pasara algo bajo mi cargo Kirio jamás me lo perdonaría.

—Estoy bien, fue mi imprudencia Shutara-sama, aun me falta que aprender — acepto y suspiro — no puedo ni pensar en lo que hubiese pasado a Yoruichi si no llego a tiempo y sin embargo me equivoque.

—Yoruichi también tuvo fallos y ella los sabe —suspiro — pero tú eres muy dura contigo misma, así como lo era tu padre.

— ¿Que haremos ahora?— Pregunto suavemente la joven Fong.

Historia de Una GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora