3. Día Pesado

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—Y no tenemos aceite ¿Saben quién fuiste que tuviste la culpa?

—Mañana nos lo recomponen, no te pongas tan enojón, por favor.

—De todos modos no veo nada, no sé cuál es mi ropa.

— ¿Importa? Nos la vamos a acabar quitando seguramente.

—Es un buen punto.

Salen de casa poco tiempo después de haber comido en silencio pan con restos de savia del día anterior. A medida que avanzan y se acercan al viejo tronco que hace de puente se meten en un pequeño recoveco. Un calor lacerante y violento los recibe. Una sala de estufa. Algunos están cerca de dónde proviene el calor, algunos esperan que llegue el ascensor por donde deben bajar para llegar al trabajo.

—Llegan tarde. —regaña la inspectora tachándolos de la lista y entregándoles una lámpara de mala gana.

—Porque seguro la mina se va a ir. —replica Taehyung disgustado. Veinte minutos, diez minutos ¿Qué importa? Jimin lo codea suavemente.

—Deben extraer los rubíes ardientes y las esmeraldas palpitantes—Piedras de fuego y piedras de confusión, genial...—si no extraen al menos ciento cincuenta kilos cada uno no van a tener oportunidad de salir—Taehyung estuvo a poco de quejarse—. Ordenes de arriba por nuestro tan buen y piadoso cliente. Ahora, andando.

—Al menos son pesadas, lo haremos fácil. —asume Jimin con ansia de darse un poco de ánimo.

Taehyung ya ve que será un día horrible. El problema con estos cristales, es que entrar en contacto con ellos suele afectar. Si bien los pueden usar y lo tienen prohibido, cuando es un estado muy sensible y condensado hacen daño. En resumen, tomar rubíes te quema la mano y tomar una esmeralda te hará pensar que quien está a tu lado es un atún aun si nunca has visto un atún.

Le preocupan los rubíes. Son muy sensibles al fuego. Vienen de un árbol.

Se ponen en la fila para bajar y pronto llega el ascensor. Soben como un par más del oscuro montón hasta el fondo. Taehyung bosteza de vez en cuando con la bajada de metros y metros, haciendo posible el hundirse aún más a pesar de que ya están bajo tierra. Jimin tararea y él lo imita, creando ritmo y un poco de tranquilidad en el ambiente lúgubre donde solo suena el craqueo del ascensor.

Que, siendo honestos, puede caer en cualquier momento, dejar de funcionar y ellos estar atrapados abajo. Llegan al destino y como es la costumbre se pierden por su propio camino para hallar lo que deben extraer, Taehyung arrastra el carro por los rieles, empezando a sudar solo por ello.

—Vale, aquí hay mucho, así que si lo hacemos con cuidado quizá saquemos mucho antes de la hora de comer. —Señala las paredes con pequeños trozos brillantes. Taehyung sopla uno de los mechones que lo impiden ver.

— ¿No hay trozos más grandes? Los voy a romper y no los van a contar.

Los cristales suelen ser más frágiles que el carbón, por eso es tan complicado sacarlos. Se ennegrecen las manos picando alrededor y no dañar lo importante. Lo bueno es que se quedan con la mayor parte del carbón...

—Solo pica alrededor y yo los saco. A veces son grandes y están muy escondidos. —Asiente de acuerdo. Toman las herramientas metidas en el carro y empiezan.

Duran horas y horas extrayendo el mineral de la pared. El calor es insoportable, por lo que lentamente se van quitando la ropa para no desmayarse, Taehyung se corta a cada instante y gime una vez toda su mano queda con la piel abierta y al rojo vivo. Nota un suave temblor y con las manos en la piedra fuerza a un árbol a crecer.

Kiri | NamTae || BOOK 1#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora