Kiri | NamTae || BOOK 1#

19. Juntos de Nuevo

—Jin no me aprietes tanto que empieza a doler.

El niño mantiene el porte receloso hacia Taehyung, quien no puede prestar menos importancia a su presencia. Llegan a una pequeña capilla llena de vegetación. Taehyung toma asiento al mismo tiempo que Jimin, admirando en mejor medida el cambio que tiene: El cabello tan suave hoy rizado y totalmente rosa como los labios, sus irises del mismo color, las mejillas rellenas como nunca las había visto y ocasionando una visión tan esponjosa de él.

Estira la mano, con la intención de al menos volver a tocar esos mechones que, la última vez que vio, eran negros como el carbón. Antes de poder hacerlo una cola fina se envuelve en torno a su muñeca. Frunce el entrecejo, disgustado por la intervención de Jin.

—Ya te dije que no lo toques, estúpido, es mío.

—Jin, no seas grosero—El infante se trepa más en Jimin—. Lo siento, es un poco impertinente.

—Siempre se te han dado bien los niños y esas cosas así que supongo que te sienta—Jimin ríe negando con la cabeza—. Entonces... ¿Para esto nos separaron? —Jimin baja a Jin para dejarlo tan solo acostado de su pierna. Juega con el cabello de tono similar al suyo, consiguiendo con rapidez que esté dormitando.

—Sí... Ni siquiera vi cuando te llevaron... solo... Nos separaron.

— ¿Qué haces exactamente?

—Lo cuido a él, mantengo el jardín de la casa de Jungkook, lo ayudo a hacer pintura ¿Sabías que si mezclas cristales con flores y les echas muchísima agua sale pintura? Es... Nunca pensé que pudieran usarse para eso, creí que solo hacían lo que hacían. —dice variando de expresión. Desde la fascinación hasta la incredulidad y la sorpresa. Taehyung se encoge de hombros.

—Con todo lo que hace Namjoon, casi se me hace normal. Hace pociones para que los dragones no luzcan como dragones. Que la comida se regenere: Tiró un pan a un caldero y por más que lo cortábamos volvía a estar como al inicio. Es un pan infinito. —relata y Jimin saca el labio.

— ¿Y si se vuelve infinito en tu estómago?

— ¡Nunca tendrías hambre!

Hablar de lo que hacen en cada lugar se vuelve una charla larga. Tanto que Jin acaba por dormirse, enroscándose en sí mismo. Jimin levanta y coloca un dedo frente a sus labios. Hace crecer un gran arbusto para tapar la entrada y que pueda descansar. Taehyung lo abraza por la espalda antes de suspirar y gimotear.

—Pedí ir contigo y... no me dejó.

—A mí tampoco me dejaron, dijeron que no era tiempo, que no podía ser y cosas así...

Gira hacia él. Abraza a Taehyung por la cintura y juntan las frentes, suspirando al mismo tiempo. Tararean a la par la misma melodía con una suave sonrisa surgiendo en sus rostros. Taehyung los ojos, sonríe cuadrado antes de tomarlo de la mano y correr por el espacioso y prácticamente infinito jardín, estando ambos descalzos hace un buen rato.

Jimin lo sigue a la par, ambos dando saltos mientras ríen, se llaman y generan mayor vegetación floral en el campo. Una brisa muy fuerte empieza a soplar. Taehyung se detiene y mira las manos de Jimin, igual de negras que las suyas. Inclina la cabeza antes de tomarlas.

—No se puede quitar. —comenta Jimin con tono penoso.

—No. Namjoon me lo dicho.

— ¿Sabes? Jungkook pinta cosas muy bonitas. Me ha hecho tantas figuras que por momentos pensaba que eran bonitas. Que no se trataba de un rasgo... horrendo—frota sus manos y mira a otro lado—. Pero la pintura se cae, las manchas no y llegar aquí me confirmó que son algo horrible de que no puedo simular que no está—Exhala entristecido—. Tan solo es muestra de que... Aun cuando salimos de la mina, seguimos siendo de ahí.

— ¡Eso no es cierto! Somos de nuestro árbol, la mina nos separó de él, nos contaminó para haceros creer eso. Solo somos... Imperfectos y eso es... hermoso a su forma.

Sonríe ante las palabras de Taehyung. Acomoda suavemente un mechón, rozando los dedos negros con su piel sonrosada. Taehyung vuelve a aproximarse y lo toma del rostro para juntar los labios con los de Jimin. Tan esponjosos como siempre lo han sido. Es distinto. No siente precisamente un cosquilleo, una vibración.

Siente que está en casa, que se está completando, que no está solo. Suspira, bajando de a poco hasta finalmente dejar a Jimin tendido en el suelo, metiéndose entre las piernas de este y enfrascado en continuar besándolo. Jimin lo abraza, con esa necesidad desesperada de llenar la soledad que los ha estado acechando desde que fueron separados.

—Mierda... —bufa por lo bajo, más específicamente un maullido antes de irse de regreso por donde vino, siendo un gato pequeño escondido sin problema entre la maleza.

Ellos dos no se dan cuenta y es que están en su propio mundo. Haciendo lo que quieren, unirse como necesitan de manera urgente. Jimin gime en un suspiro, acariciando el rostro de Taehyung entre sus oscuras manos y viendo lo precioso que es su gemelo estando fuera de la mina.

Estando lejos de la oscuridad que tanto lo aterra.

Floreciente como siempre debieron haber estado.

Esta ocasión tiene mucha más significancia que antes, pues ahora hay aire limpio, hay tierra, hay campo, hay todo lo que como dríadas, necesitan. Es más pleno. Sintiendo un latido conjunto entre ambos que, si bien puede ser únicamente una alucinación, parece un llamado con una ruta marcada.

«Estoy aquí, esperando por ustedes»

Se sonríen nuevamente, Taehyung totalmente recostado sobre Jimin, sin dejar de moverse dentro de él y teniendo las piernas semidesnudas a cada lado de su cadera. Juntos de nuevo tras tanto tiempo. Juntos de nuevo en estado sano y pleno. Juntos sin agobio, sin cansancio, juntos pudiendo sentir que esto no es un ansia por permanecer vivos. Un tacto ofuscado y asustado.

Sino completarse como el ser único que realmente son. Que siempre han sido.