43. Marchito

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— ¿Has sabido algo de Seojoon?

—No. Nadie ha sabido nada de él.

Namjoon no puede evitar reír satisfecho ante ello. Bebe el vino de su copa y continúa con la comida. Jungkook intranquilo no logra arruinar su cena. Jimin y Taehyung andan saltando de acá para allá en su actitud típica cada vez que se ven. Ha pasado más de un mes y Seojoon desapareció. Nadie ha dicho nada con respecto al asesinato de su familia.

A pesar de que debería recibir un castigo, Namjoon se justificó con el hecho de que Seojoon pretendía hacer un mal a su propiedad –término con el que no dejan de llamar a Taehyung-, y que por haberle quitado energía en varias ocasiones tenía total derecho a una venganza. Las dríadas no se esfuerzan en entender todos estos líos sociales.

Pues son un desastre que no vale la pena tanto esfuerzo.

—Quizá finalmente se fue de aquí a joder en otro lugar. Sin él, me han llegado más clientes y tengo más que hacer, así que yo diría que es un total ganar-ganar. —afirma confiado y Jungkook rueda los ojos, de un tono fucsia al igual que algunos mechones de su cabello

—Yo tengo un mal presentimiento ¿Ya está lista la protección del árbol?

—Lo estará en un par de días. Es un ritual largo aun con tu ayuda.

—Cuando eso esté listo, me voy a permitir estar tranquilo.

—como prefieras. —concede.

Tampoco está excesivamente relajado con el tema. A final de cuentas, puede suceder cualquier desgracia con ese árbol. Es enorme, claro, pero hasta los gigantes pueden ser derrotados. Habiendo acabado llama a Taehyung para que emprendan marcha de regreso. Es la primera vez que la dríada púrpura se encuentra en la vivienda de Jungkook.

Que es la obra de arte más grande y enrevesada del planeta.

— ¿Podemos venir pronto otra vez? —pregunta tras un rato de caminar.

—Tal vez.

—Estaba pensando ¿Por qué no haces una casa junto al árbol? Seguro que lo hace feliz. Así te ve más seguido. Le gusta sentirte trepando por su tronco.

—Eso suena más sexy de lo que debería —Ríe penoso bajando la cabeza—. Lo pensaré, cuando esté menos ocupado.

— ¡Podría ayudarte! Hacer un tronco grande, medio hueco por dentro y que tú lo vayas expidiendo con todo lo demás. —ofrece entusiasmado. La larga melena aún perdura. Un tanto menos colorida que antes. Posiblemente el efecto de florecer ya está caducando.

—No es tan fácil, pero sería un inicio. Lo hablamos en casa.

La conversación es trivial. Es la normal entre ellos cuando están solos sin hacer nada importante. Namjoon da cuenta de que hay muchos pájaros volando, notoriamente espantados por algo. A saber de qué se trata. Detiene el paso debido a que Taehyung lo hace, tambaleando con cara de susto.

—E-estoy... bien. —balbucea parpadeando repetidamente. Andan un poco más y de nuevo se detiene.

La dríada palpa su pecho y empieza a quejarse, Namjoon lo sujeta antes de caiga, lloriqueando y finalmente empezando a gritar como si estuvieran arrancando su alma del cuerpo directamente. Taehyung se aparta de él y al pasar las manos por su cabello este se cuartea por completo. Los mechones largos caen al suelo siendo de color negro carbón y así mismo con las hebras cortas aun en su cabeza.

—M-me duele, nam-

Vuelve a gritar, desesperado y consiguiendo que plantas se levanten en un impulso po protegerlo. Namjoon las hace a un lado para cargarlo. Está ardiendo en fiebre. Pensó que eso sería más complicado que hacer a un cerdo bolar. Debido a un mal paso lo acaba por tocar muy brusco un todo un tramo de su piel se desprende.

—Y-ya voy a curarte, espera un poco más.

—E-el árbol- m-mi árbol-

Corre en dirección a este. Sea lo que sea que esté pasándole, pueden arreglarlo si lo hacen entrar al tronco. Ahí sanará cualquier herida que se haya hecho sin siquiera darse cuenta. El calor en el ambiente aumenta a medida que se acercan, animales huyendo y Namjoon cubre a Taehyung con su cuerpo por una explosión repentina y sin sentido.

¿De dónde salió tanto fuego? Mientras más anda, nota de dónde proviene el mayor problema y es que precisamente el árbol hibrido es el que arde en llamas.

Lo escucha gritar.

Escucha esa voz distorsionada que le dio la bienvenida y agradecimiento hace meses. Sufriendo y rompiéndose por las ascuas. Una voz mezclada y que por matices es triple. Del árbol, de Taehyung, de Jimin. Un mismo sufrimiento por la agonía de uno solo.

— ¿¡POR QUÉ SE ESTÁ QUEMANDO!?

No lo sorprende que Jungkook llegue, cargando a la diada de pelo negro y que está inconsciente por el dolor. Namjoon deja a Taehyung en el suelo, mira a todos lados. No hay nada que pudiera iniciar el fuego. La temperatura no era tan alta.

—Déjalo ahí y ayúdame. Hay que apagarlo antes de que los mate a los tres.

Jungkook se apresura a cumplir y toma lo que Namjoon le da. Es un zafiro y una Lapis Lazuli. Namjoon junta las manos, consiguiendo que la magia de los cristales se active y empiece a llover. Una enorme precipitación gracias a tener a Jungkook ayudándolo a que suceda. Con las llamas aplacadas la lluvia para Yoongi y Hoseok llegan pronto.

—Todos los animales se están escondiendo hacia nuestra casa—Informa Hoseok—. ¿Ellos están bien? —pregunta preocupado por cómo se ven las dos dríadas. Yoongi arranca lo que hay en la corteza reseca del árbol.

—Son... rubíes ¿Quién los incrustó? —

—Voy a curarlos y hay que...

— ¿Namjoon? ¿Qué pasa?

—Está en silencio.

— ¿Qué tiene?

—Nunca está en silencio. —balbucea Jungkook con la misma cara de terror.

—Siempre... siempre está tarareando y ahora... no dice nada.

Se apresura a ir por Taehyung. Al momento de sostenerlo siente un escalofrío terrible. Está muy frío. No se siente suave y aun con lo mojado, está reseco. La misma sensación que da una flor marchita. Con los ojos entreabiertos y respiración nula. Las heridas superficiales no están, pero no reacciona en lo absoluto.

Los cambia forma se hacen atrás por la caída de algunas ramas del enorme árbol que caen.

—Minie. —Jungkook sonríe debido a los ojos abiertos de la dríada. Namjoon exhala por Taehyung haciendo lo mismo. En lugar de verlos a ellos, se ven uno al otro.

—Está oscuro de nuevo.

Hoseok chilla, agarrándose de Yoongi quien ve impresionado como el suelo está consumiéndose a las dos dríadas. Jungkook lo levanta y se aleja. Namjoon abraza a Taehyung que lo corresponde.

—M-me da miedo, está oscuro, Namj-

—Lo voy a arreglar, si lo voy a arreglar. Tran-tranquilo, si estoy aquí. Si estoy aquí...

Taehyung está tan asustado entre sus brazos. Lo estuvo hasta el último segundo, cuando simplemente se desmoronó hecho poco más que flores quemadas. Namjoon mira sus manos vacías y los labios le tiemblan. Gimotea hasta sollozar. Seguido, constante y luego llevándose los brazos a la cara con los quejidos cortos y constantes.

Su dríada ya no está...

Taehyung se marchitó...

Alguien lo hizo marchitarse.

A pesar de que intenta molestarse, tener un arranque, lo que sea, es imposible. No puede. No surge. Con su cabello tomando la misma coloración oscura que sus escamas y el árbol quemado frente a él. Marchitándose junto a él. Yoongi se muestra incrédulo por esto ¿n Naga triste por un compañero muerto? Es la cosa más extraña que jamás haya visto y al mismo tiempo lo hace acercarse y palmear el hombro del Naga.

—Encontraré a quien lo hizo, lo acusaré. Tú solo... quédate y...

Namjoon se encoge en sí mismo, llorando con la misma sensación fría y reseca de la flor que sostuvo por tanto tiempo. El cielo perdura en el tono gris. Junto al negro de luto.

Kiri | NamTae || BOOK 1#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora