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Intentaba asimilar lo que Mirt acababa de decir, sangre demoníaca, era imposible. Me preguntaba como la sangre de un demonio había llegado hasta mis venas, lo raro no era eso, si no que solo había un ángel que fue así, pertenecía al linaje mestizo, pero hace quinientos diez años que nadie sabía nada de él, había desaparecido seis años después que la guerra de ángeles y demonios terminara. Mirt, Orson y Vikram me habían sacado de la oficina en cuanto termine de ponerme de nuevo el uniforme del Bastión, me habían ordenado explícitamente regresar a mis clases y no hablar de lo que había pasado en la oficina. Ahora caminaba directo al comedor del Bastión junto a mis amigos, los gemelos reían mientras hacían bromas, Ailani y Aydel platicaba sobre espadas, Coen y Baylen caminaban hablando de venenos, fue Nic quien se me acercó y me dijo.

- ¿Todo va bien? desde que volviste de la oficina de Vikram has estado muy raro. - dijo mirándome con preocupación.

- Si, si tranquilo, es solo que estoy un poco... Distraído. - me excuse.

- Distraído ¿tú? - dijo Nic riendo. - eres la persona más centrada que conosco, te pasa algo.

- Estaba pensando en el cumpleaños de mis hermanas, - dije pasándome una mano por el pelo. - es la semana que viene, me gustaría estar ahí. - sonreí.

- Puedes pedir permiso, peo no creo que... - un estruendo enorme se escucho en uno de los laterales del Bastión sacudiendo completamente el suelo, varios de los que estábamos en el patio cayeron al suelo. - ¡¿Pero que?! - solto Nic antes de poder recuperar el equilibrio.

Una segunda explosión hizo que todos nos miraramos preocupados, los mellizos buscaban algo que atacar, Nic había comenzado a utilizar su don, nunca lo había visto hacerlo, él lograba ver a los demonios como si tuviera visión infrarroja, nunca lo utilizaba, según los chicos, a él no le gustaba hacerlo porque sólia perder el control, Ailani buscaba demonios y yo comencé a intentar captar auras de estos mismos, Roel me había explicado que al aura de un ángel solía ser del color de sus alas, pero las de los demonios eran de color negro, azul, rojo o morado, así que me centre en buscar esos colores, tras cinco minutos de búsqueda, en los que otras tres explociones habían estremecido el suelo, me rendí y mire a Adley quien buscaba con la mirada a algún graduado.

Otra explosión sonó a lo lejos, muchos de los cadetes de medio año gritaban órdenes a los novatos, en cambio los Melek, Ángeles apuntó de graduarse, corrían de un lado a otro tomando armas y gritando ordenes. Uno de los Melek, un Blood Warior de la Division Oro, pasó a nuestro lado y nos hizo la seña de alarma, en ese instante por puro instinto los ocho corrimos hacia el puesto de armas más cercano, comenzamos a ponernos armas de combate aperte de las que teníamos puestas. Uno de los legionarios que estaba de guardia se acercó a nosotros.

- Birgada Illusion número cinco, deben de ir al este, puerta central, cerca de la enfermería. - sin darnos tienpo a contestar se alejo corriendo hacia unos novatos de prime año que estaban en el centro del patio.

- Vamos. - dijo Nic. - Nos necesitan allá.

- Ya saben que hacer, - dijo Zael mirándonos serios. - formación de batalla.

Sin replicar los demás a sentimos y comenzamos a salir como lo dictaba la formación. Adley y Coen en el principio, los dos cargados con una espada, dagas, arco y flechas, todos con venenos paralizante en las hojas, después los Zael y Zyra, cargados con cimitarra y dispuestos a mostrar los temores más oscuros de las personas, después Baylen y Yo con un par de espadas, dagas y puñales de doble filo, por último estaban Ailani y Nic, quien al poder predecir ataques rápidos se encargaba de que nadie nos atacara por la espalda. Ellos llevaban siempre un arco con flechas incendiarias, venenosas y flechas normales. Nic siempre había sido la salvación de la brigada.

Un Ángel Caído.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora