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Me detuve extrañado por la aparición del chico, me quede pensando en por qué últimamente lo he visto tan seguido pero ninguna respuesta me llego a la mente

-Mateo - Hablo el chico que todavía no sabía cómo se llamaba - vamos, tenemos que darnos prisa rapaz.

-Emm vale, ya voy - Conteste y me precipite escaleras abajo junto a él-No quiero sonar grosero, pero, ¿Cómo te llamas? - Dije cuando salimos al extraño patio del bastión

-Soy Nicholas, pero dime Nic. - Dijo el mientras me miraba - lamento no haberme presentado antes.

-No importa, con todo el revuelo de la batalla es lógico que se te olvidara decirme tu nombre - Comente con una pequeña risa mientras atravesábamos el patio en el que había ocurrido la batalla.

Nic no me contestó, se quedó callado y se mantuvo firme hasta que una voz nos sorprendió a los dos.

-Yo me encargo de él Nic - Dijo Izaro llegando hacia nosotros.

La armadura que antes le había visto, ahora estaba cubierta de un líquido negro y viscoso, tal y como el que tenía Nic cuando llego con nosotros.

-¿Estás segura? - Pregunto Nic mientras me miraba.

-Tranquilo - Respondió ella sonriendo - yo puedo llevarle con los superiores y presentárselos, ve a ayudar a los demás.

-Bien - Dijo el guerrero sonriendo - Suerte, rapaz espero verte por aquí pronto

-Gracias - Dije mientras le veía alegarse

-¿Estás bien? - Pregunte mirando a Izaro, ella se limitó a sonreír y asintió mirándome con ternura.

-Tranquilo Mat, he estado en más batallas de las que tu imaginas. - Contesto con un leve tono de risa en su voz.

-¿Ellos son muy estrictos? - Pregunté cuando mirando hacia donde se encontraban los superiores, noté de repente que ellos también me estaban mirando

-En realidad, si - Dijo ella - pero pórtate como se debe y no te regañaran para nada

-Eso no suena muy bonito - Susurre mientras reía un poco.

-Anda, vamos ya, no quiero que me regañen.

No espero mi respuesta, comenzó a caminar sin que yo le dijera algo, no me quedo otra opción que seguirla, estaba muy nervioso, los superiores tenían la mirada clavada en mí y yo intentaba caminar con el paso firme y relajado que Izaro llevaba. Cuando llegué junto a ella estábamos a unos pasos de los superiores. Eran dos ángeles, uno de cabello blanco y ojos azules y el otro de cabello castaño y ojos cafés.

-Maestro - Dijo Izaro dirigiéndose al ojiazul con un tono de respeto que me dejo sorprendido. - Él es Mateo, el chico que está comenzando su transición, Nicholas me ha dicho que querían verle.

-Bienvenido al bastión Mateo - Dijo el señor al que se había dirigido Izaro, su voz era firme, pero a la vez sonaba tranquilo, bastante tranquilo teniendo en cuenta que acababan de atacar el bastión - y estás en lo cierto Izaro hemos mandado a traerte a ti y a él porque debemos de comenzar su entrenamiento cuanto antes.

-¿Qué pasara con mi familia? - Pregunte muy preocupado por lo que pudiera pasarles.

-Ellos estarán a salvo todo el tiempo que tú pases en el bastión, - Dijo mirándome tranquilamente - pero tendrán que enterarse de todo. - Finalizo mirando a Izaro.

-Organizare lo que sea necesario para que se enteren - Contesto ella mirándole.

-Bien, - Le dijo. Poso su mirada sobre mi - Supongo que no me conoces.

Un Ángel Caído.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora