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- Mateo... Mateo... - escuche una voz suave llamarme a lo lejos.

Abrí los ojos y descubrí que estábamos en el Bastión, recorde a Drac, a Sam abazandolo, a Ragnar y su herida, a los mellizos, a Coen, Ailani, Nic, Baylen y Adley. Me moví por instinto intentando buscarlos.

- Aqui están todos, - escuche decir a Izaro. - vamos arriba, no hay mucho tiempo.

Me levante extrañado, mi amiga nos miraba a todos, Sam seguía aferrado a Drac, Ragnar estaba con Kilian, Zael abrasaba a Zyra, Nic abrazaba a Ailani, Coen, Baylen y Adley estaban tomados de la mano, Ayax estaba con Kenric, Axen y Ayden estaban mirando a Ragnar. Izaro me tomó de la mano, tenía puesta la armadura que los chicos le habían regalado, junto a las armas de Otsana, desprendía un brillo azul extraño, parecido al aura de un demonio, la mire extrañado, ella se limitó a tomarme del brazo y jalrme hasta donde estaba Sam, todavía abrazando a Drac.

- Se fue... - susurro Sam. - este fue el final y no estuvimos juntos...

- No es el final. - dijo ella y sonrió. - Kil ¿me ayudas? - dijo ella mirando a Kilian con una sonrisa.

- Claro chaparra. - dijo Kilian riendo.

- No soy chaparra, - se quejo mi amiga. - tú eres un poste.

- Retactate. - dijo Kilian señalandola en advertencia.

- ¿O que? - dijo la castaña retandolo.

- Sufrirás por el señor cosquillas. - dijo Kilian mientras se abalanzaba sobre ella y comenzaba a hacerle cosquillas. Todos nos miramos extrañados, no era un secreto que ellos se llevaban fatal, una vez casi se matan, por eso todos estabamos confundidos.

- Basta Rod, tenemos algo que hacer. - dijo ella. Kilian asintió.

Los dos se colocaron frente a Drac, Izaro le hizo una seña a Sam para que se quitara, cuando este se nego Ayax se le aventó encima y lo quito de ahí. Kilian e Izaro se miaron, después se tomaron de las manos, los dos comenzaron a hablar en un idioma que no entendí, mientras más habalaban en sus manos comenzaban a reunirse las sombras, las de Izaro estaban salpicadas con motas plateadas y doradas, en cambio las de Kilian tenían motas azules y rojas, los dos llevaban la misma corona de estrellas, pero algo había cambiado en ellas, las de Izaro aunque seguian siendo plateadas ahora tenía tres de color negro azulado como las que tenía Kilian en su corona, en cambio este tenía tes estrellas plateadas. Se acercaron hasta Drac y colocaron sus manos en el pecho de él, las sombras que había en sus manos se introdujeron en su pecho, los dos pararon de hablar y miraron a Drac.

- ¿Cómo te sientes? - preguntó Kilian preocupado mirando a Izaro.

- Tengo la misma edad y la misma resistencia que tú, no soy una niña. - se quejo ella.

- Yo nací antes, así que yo soy el mayor...

- ¿Ya tienen las llaves? - dijo Drac con la voz entrecortada y raspoza.

- ¡DRAC! - grito Sam y se lanzó a abrazarlo.

- Sam... - dijo el rubio recibiendo gustoso el abrazo de su amigo. - nunca te había visto asi rapaz, le gritaste a medio mundo. - dijo riendo.

- Espera, - dijo Sam separandose de Drac - ¿has visto lo que paso?

- La verdad es que si. - dijo el rubio con la confúcio plasmada en el rostro. - ¿Cómo hicieron eso? - dijo y miró a Izaro y a Kilian.

- Descubrimos todo, y al parecer somos capaces de llamar a las almas. - dijo Izaro mientras tomaba el brazo de Kilian quien se lo había pasado sobre los hombros.

Un Ángel Caído.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora