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-¿En dónde estamos? - Repetí al ver que Kilian no me respondía.
-Estamos en el Ile Odi de los demonios. - Dijo simplemente mientras empezaba a caminar hacía las enormes puertas de roble que enmarcaban la entrada del Ile Odi. Con un miedo increíble a que algún demonio me hiciera daño le seguí.
-Estas seguro a mi lado. - Hablo tranquilamente mientras me miraba. - Nadie suele atacarme.
-Te creeré sólo porque quiero estar seguro. - Dije mientras soltaba una risa nerviosa.
-Para ser un ángel neófito eres bastante miedoso. -Contesto Kilian riendo. - Ven, iremos al despacho de mi Ariki, él nos ayudará a saber porque el liox te está buscando.
-Vale, y ¿en dónde está el despacho de tu Ariki?
-Está cerca de las puertas a las salas de entrenamiento.
-¿Eso está muy lejos de aquí?
-No, nos llevara alrededor de cinco minutos llegar hasta el despacho.
-Vale, te sigo.
Kilian se limitó a asentir mientras me tomaba por los hombros, comenzamos a caminar traspasando las enormes puertas de roble que en marcaban un mundo muy diferente al que yo conocía.
Una vez que estuvimos dentro del edifico me llevé una gran sorpresa, por todos lados había demonios, grandes, pequeños, de color negro, café, gris y rojo, también divisé a unos cuantos muchachos como Kilian, alas negras con destellos azulados, altos y fornidos, resultaban algo amenazantes, pero no tardamos en dejarlos atrás.
-¿Quiénes son? - Pregunté intrigado.
-Demonios humanos como yo. - Me contestó Kilian mientras miraba hacía el frente. Actuaba diferente, más serio que de costumbre, parecía enojado y al mismo tiempo se le veía totalmente amenazante, su mirada era asesina, sería capaz de intimidar a la persona más valiente del mundo.
-¿Estás enojado conmigo? - Le pregunté un intimidado, por su voz asesina.
-No, es sólo que cuando estoy aquí... Suelo comportarme de forma diferente, esto es un erebo, por lo que prefiero que no se note como soy en realidad.
-¿Cómo si tuvieses puesta una máscara? - Le pregunté.
-Exacto, es como si yo en realidad desapareciera y sólo se quedará mi parte demoníaca... Es más seguro que piensen que soy un demonio en totalidad, que no les quede duda alguna sobre a quién está dirigida mi lealtad.
-¿Qué quieres decir con lo de tu lealtad?
-Quiero decir que es preferible que piensen que mi lealtad se la doy al jefe del erebo.
-¿Qué es exactamente el erebo?
-Es una de las 12 partes del submundo, cada una peor que la anterior, está en concreto es en la que los demonios más jóvenes se entrenan, es como el Bastión de los ángeles.
-¿Qué quieres decir con qué las cosas empeoran? - Pregunté cuando el dejó las palabras en el aire.
-Que las cosas empeoran, por dios Kurik, es muy fácil, si sigues bajando de nivel del infierno las cosas se ponen feas, bastante feas. - Dijo mientras me miraba, estaba claro que lo había sacado de quicio.
-Perdona mi estupidez. - Hable mientras le miraba apenado. - a veces no pienso lógicamente.
-Se nota que se te pasa la vida y media pensando de forma lógica. - Dijo en tono burlón
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Un Ángel Caído.
FantasiaJuntos en las tormentas. Juntos en las guerras. Juntos en las sombras. Juntos hasta el final