Valentina:
—¿Por qué estas llevando todas mis cosas a esa habitación?.—Le pregunto en medio del pasillo a Francesco.
Francesco me coge del brazo haciéndome a un lado para que sigan metiendo las cosas
—Son órdenes de "Don"
Separo los labios indignada.
—A partir de esta noche vas a dormir en su habitación.
¿Quién se cree que es?
El jefe...
—Ya sabes que si tienes algo que decir se lo digas a él, aunque no te lo recomendaría porque esa practicando tiros en el pati..
Ya estoy saliendo.
—¡Valentina!
Escucho el ruido de la bala cuando cruzo el patio y me detengo, exactamente como dice Francesco, Massimo está en una práctica de tiro, supongo que esto es lo que hace en sus ratos libres.
Además de asesinar personas seguro.
¡Francesco me vuelve a llamar.—¡Valentina!
—Va tutto bene, Francesco.—Pronuncia Massimo.
Francesco guarda silencio cuando se vuelve hacia nosotros.
—Déjame solo con ella.
Me vuelvo hacia Francesco, el asiente con la cabeza y se marcha, me quedo a solas con Massimo y me acerco a él.
—¿Qué deseas, Bella Ragazza?
—Les ordenaste que llevaran mis cosas a tu habitación.
—Lo hice.
Mis manos se forman puños.
—Eres mi mujer.
—Ya te dije que no lo soy.—Vuelvo a recordarle.—Que regresen mis cosas a mi habitación.
—Te lo dije, Valentina, tu no das las ordenes aquí.
Alzo una ceja.—Si duermo contigo es probable que te asesine ¿No te da miedo eso?
—Para nada.
Se acerca a mí, lo que hace a continuación me deja perpleja, Massimo me extiende el arma.
—¿Qué haces?
—¿Quieres asesinarme? Hazlo ahora, Bella Ragazza. Estamos los dos solos, nadie va a detenerte.
Abro los ojos.
Massimo sonríe.—¿O no tienes el valor para hacerlo y fueron simples palabras?
Sus palabras me llenan de enfado, cojo el arma de su mano y a pesar de lo pesada que es en mis manos y vacilo un instante, le apunto con el frente a su pecho, en todo momento Massimo no pierde su mirada tranquila.
—Piensa bien lo que vas a elegir, Valentina.
Mi mano tiembla, pero eso no me detiene.
—¿Vas a dispararme, Bella Ragazza?
Lo hago.
Disparo.
Y soy una completa estúpida, la mirada de Massimo me lo dice todo, entonces mientras me quedo perpleja, el me quita el arma.
—Que el arma no tuviera balas..—Pronuncia mientras le pone una carga nueva.—No soluciona el que te hayas atrevido a jalar el gatillo.
Termina de colocar el cartucho y esta vez es el quien me señala con ella, justo en la frente.
Mi corazón se acelera, pero entonces él sonríe.
—¿No vas a dispararme?
—Fuiste demasiado costosa como para acabar con tu vida.
Lo observo en silencio.
—Quiero disfrutar de ti antes de hacerlo.
Antes de hacerlo...
—Si esta es tu forma de amar...
—Jamás dije que yo iba a amarte.—Me interrumpe.
De alguna forma, sus palabras han causado algo extraño en mi y siento que me desagrada mucho más que antes.
—Dije que quería que tú me amaras, pero de mi parte..
—Quieres que alguien te amé, pero tú no quieres hacerlo...—Me adelanto.
Massimo no responde.
Niego con la cabeza.— ¿Qué clase de pensamiento es ese?
Niego con la cabeza y quiero irme, pero él me sujeta del brazo, sus dedos cerrándose alrededor.
—Esa actitud tuya me ha calentado.—Me dice con una sonrisa.
Como si no pudiera hacer que lo odie más, él lo logra.
Al menos ese es el sentimiento que tengo cuando me coge de la nuca presiona su boca contra la mía.
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Me llaman Mafia (#3 Hijos de la Mafia)
RomanceValentina Ferrer tiene un carácter fuerte, motivo por el cual a sabido sobrevivir, incluso cuando se entero que sus padres la vendieron a un hombre como Massimo Gabbana. Contra su voluntad, ahora se encuentra en cautiverio. Y la única ruta de escap...