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Valentina:

—Tu y yo vamos a hablar, Valentina.

Lo estoy mirando a los ojos, pero aun asi es dificil mantener la mirada sobre el.

¿De que quiere hablar?

—¿Te encanta seguir retandome?

No. —Mi voz suena timida.

—¿No?

—No.. no.. no.. —Pronuncio y los ojos se me llenan de lagrimas.

Lo miro y diferente a esa noche, veo una reacción diferente en su mirada.

—No, Massimo.

Por extraño que suene y se vea, el cuerpo de Massimo se relaja, entonces tarda en volver a hablar y solo esta mirandome, Massimo cambia su actitud cuando sigue.

—¿Por qué no quieres cenar conmigo?

Es una pregunta relajada y hasta temerosa.

—Valentina.. ¿Por qué..?

—¿Por qué?. —Pronuncio y siento el ardor en mis ojos. —¿Qué es esto? ¿Quieres que te lo diga para recordar lo que me hiciste y me sigas latimando de esa forma?

—¡No es eso!

—Eso parece, puedes ser incluso más cruel.

—No es nada de eso, maldición.

Mis ojos se llenan de lagrimas.

—Yo, no sabia..

¿No sabia qué?

El se detiene.

Ni siquiera es capaz de pedir perdon.

—Me violaste.

El cuerpo de Massimo vuelve a tensarse y sus ojos suben a los mios.

—Eso hiciste, Massimo.. ¿Ahora estas feliz?

Veo sus ojos temblar.

—Valentina...

—Querias que lo dijera, ya lo dije.

El se me acerca y yo retrocedo.

—No puedo. —Digo con la mirada baja. —Incluso que estes aquí es doloroso para mi.

El no dice nada y yo ya no puedo mirarlo.

—Solo recuerdo esa noche. —Me llevo las manos a mis brazos. —Recuerdo todo.

Las lagrimas bañan mis mejilla.

—Y odio sentirlas otra vez, tus manos sobre mi piel, odio recordar tu aliento y el sabor de tus besos, solo lo odio.

Massimo guarda silencio.

—Odio todo de ti, odio esa noche, odio que me hayas comprano y odio haberte conocido, Massimo.

Levanto la mirada y lo veo, su mirada es como una que nunca he visto antes, pero eso no me detiene.

No siento nada por el más que repulsión.

—¿Asi esperas que comparta una habitación contigo?

Observo como su manzada de adan se contrae al pasar la saliva.

—No puedo hacerlo.

—Estoy intentandolo. —Me dice observando al gato.

Mis manos se forman puños. —No necesito que lo intentes, lo que quiero es que dejes de hacerlo.

—Valentina.

—Solo dejame, dejame, Massimo. No intentes nada, solo dejame en paz.

El aprieta la mandibula.

—Tú eres mi mujer.

Las lagrimas vuelven a caer por mis mejillas.

—No, no lo soy. —Pronuncio. —Solo soy la mujer que compraste porque es la unica forma en la que puedes conseguir a alguien, a base de dinero.

Sus manos se forman puños.

—Yo jamá podre ser tu mujer, sin importar que..

Bajo la mirada.

—¿Y qué debo hacer?

Su pregunta me hace levantar la mirada una vez más.

—¿Qué mierda debo hacer para que olvides esa noche?

No respondo.

—¡¿Qué carajos hago para que me perdones?!

—Pegate un tiro en la sien.

Las palabras solo han brotado de mis labios, pero no las retiro.

Sus ojos se abren.

—Esa es la unica forma en la que podre perdonarte, Massimo.—Pronuncio y es mi enojo, todos mis sentimientos similares hablando.—Cuando tú mueras, lo hare.


Me llaman Mafia (#3 Hijos de la Mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora