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Valentina.

—Meow..

Sostengo el gatito blanco de los brazos de Francesco, sonrio y le acaricio la cabecita mientras lo acurruco en mis brazos, el gatito ronronea.

—Gracias. —Pronuncio con una sonrisa.

—No me agradezcas a mi.

Mi sonrisa se borra.

Los ojos de Francesco me examinan y yo pongo mi mirada solo en el gatito en mis brazos.

—Valentina.. ¿No crees que al menos por hoy puedes cenar con el?

—No.

Francesco se queda callado.

—No lo haré.

—Valentina.

—Me violo.

Francesco guarda silencio mientras yo siento otra vez mi pecho oprimirse.

—El me violo, Francesco.

Al oírme, no se atreve a decirme nada.

—Jamás voy a perdonárselo. —Le aseguro, aprovecho que esta en silencio para irme a la habitación. —Gracias por el gatito.







Massimo:

—¿Tampoco va cenar hoy conmigo?

—Massimo.

Maldita sea.

—Le di un puto gato... ¿Qué mas necesito hacer?

—¿Crees que porque le diste un gato ella va a olvidar?

—¿Es lo que quería, no?. —Le pregunto. —Ya tiene lo que desea .. ¿Por qué no viene a cenar?

—Massimo.

Arrojo el plato con la cena al suelo y me levanto.








Valentina:

Le sirvo la comida al gatito en el plato doble que Francesco ordeno comprar a pedido mio, el gatito se acerca a comer y le acaricio la cabeza.

—¿Qué nombre te voy a poner?

Sonrio y mi cuerpo se sobresalta cuando golpean la puerta de mi habitación.

Es Massimo.

Siento el miedo recorrer mi cuerpo poco a poco y es mucho más fuerte cuando abre la puerta y le echa seguro detrás de el.

"Te amo, Massimo"

"Te amo"

Mi mente me avisa como un método de protección, me recuerda que debo decirlo, pero luego recuerdo su ultima orden, cuando me dijo que ya no lo dijera más.

¿Qué debo hacer ahora?

¿Debo decírselo?

Mientras lo pienso el ya se ha puesto frente a mi.

Veo su rostro enojado y el miedo en mi comienza a volverse pánico.

—Tu y yo vamos a hablar ahora.


Me llaman Mafia (#3 Hijos de la Mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora