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Valentina:
Sus labios se sienten suaves y no los mueve, no son como los primeros besos que me dio, es como el beso que recibí de el día que llego en medio de la noche y me pidió que lo amara.

El mismo separa los labios de mi boca y me acaricia la mejilla.

—Lo lamento..

Abro los ojos.

—No pude resistirme, pero no volverá a pasar.

Trago saliva.

Massimo solo me observa, se levanta y luego de darme una larga mirada, sale de la habitación.

Me quedo sentada con los pies sobre la cama, me llevo los dedos a los labios mientras intento procesar lo que ha sucedido.








Massimo:
—El nuevo cargamento ha llegado hoy .. ¿Quieres que también me haga cargo?

—No, yo mismo lo hare.

Francesco me observa confundido.

—¿Ya te sientes mejor como para hacerte cargo?

—Ya es hora de que lo haga.

Enseguida lo entiende.

—De acuerdo, Don.

Trago saliva.

Francesco se dirige a la puerta, pero vuelvo a hablar.

—Sobre ella.

—¿Massimo?

El corazón se me acelera.

—En cuanto a Valentina..

Francesco me observa confundido.
Sin dudas, respondo.—Ya he tomado una decisión.













(*)













Regreso con una pomada a la habitación de Valentina, ninguno de los dice nada mientras mi mente sigue repitiéndome porque cometí la imprudencia de besarla.

—Es todo. —Pronuncio dejando ir su pie al acabar.

Ella se me queda viendo, cierto la pomada y cuando voy a levantarme, su mano sostiene mi brazo.

Mis ojos suben a los suyos.

—¿Qué sucede, Bella Ragazza?

Sus ojos tiemblan.

—Lo que hiciste la otra noche… ¿Podrías volver a hacerlo?

El corazón se me acelera.

—Valentina…

—No me refiero al beso, no me refiero solo al beso.

No lo entiendo.

—Es difícil para mí verte y no pensar en esa noche.

Tengo un nudo en la garganta.

Las lagrimas llenan sus ojos.

—No quiero recordar que la última vez que me tocaste fue de esa manera, porque si lo hago no podré superarlo.

—¿Ayuda  el que te toque?

—No lo sé. —Confiesa. —Solo se que prefiero recordar que me tocaste como anoche y no en ese día.

—Valentina…

—Yo solo…

Llevo mi mano a su rostro y su cuerpo tiembla un poco, entonces disminuyó mis caricias, solo doy pequeños roces y ella se siente más cómoda con eso que con mis manos toscas.

—¿Así, Bella Ragazza?

Ella asiente con los ojos apretados.

—¿Qué hay de esto?. —Deslizo los dedos por su brazo.

Ella vuelve a asentir , pero se que aún le fastidia un poco, así que intento ser más gentil, tocando la con delicadeza hasta que mi mirada va a sus labios.

Esta vez sin preguntarle, vuelvo que besarla como anoche y ella está quieta, sus ojos se aprietan mientras mi boca se mueve despacio.

Valentina entre abre los labios y muy despacio siento su boca respondiéndole.

Esa fue..

Esa fue la mejor noche de mi vida.

Y a pesar de haberme dado esto aunque no lo merezca, yo ya había tomado una decisión.

Me llaman Mafia (#3 Hijos de la Mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora