24 - Disfrutar

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Al despertarse, ambos se fueron a dar una ducha, llena de besos, en ocasiones acariciaba el torso del contrario, e incluso tallaron el cuerpo, mientras besaban en diferentes partes; nada con dobles intenciones, solo eran ellos dos, disfrutando. Salieron del baño, ambos con una toalla envuelta en la cintura; Joaquín de inmediato fue por su ropa para comenzar a cambiarse, mientras que Emilio sólo observaba detenidamente, mordiéndose el labio al ver la toalla caer, dejándolo con una gran vista de la parte trasera de su novio.

— Aunque no te esté viendo, siento como me miras —murmuró, comenzando a ponerse la ropa interior, inclinándose para provocarlo un poco; lo cual en definitiva logró—. No me molesta pero deberías apurarte, quedamos de desayunar con renata y Diego.

— Ya estaría cambiado, sino fuera porque me estas provocando —se coloca junto al castaño, abrazando lo por la espalda, besando suavemente el hombro—. Espero y podamos disfrutar nuestra última noche como se deba —da ligeros besos en el cuello, logrando estremecerlo.

— Ya veremos —rompe el abrazo, para continuar vistiéndose—. Anda apurate que no quiero llegar tarde —le lanza una toalla directo a la cara, causando la risa de ambos. Emilio no discute más y comienza a cambiarse.

Una vez ya listos, bajan a donde los esperan. Los cuatro suben al auto, que los llevará al restaurante, elegido por Diego. Durante el viaje se concentraron, en disfrutar de la vista que tenían de las calles y escuchar un poco la música que eligió Joaquín. El trayecto duró más de veinte minutos, deteniéndose frente a un pequeño edificio, Diego les explicó que el restaurante estaba en el último piso y que lo eligió por su gran vista del pueblo.

Todos subieron hasta el último piso y tal como dijo Diego, tenía una gran vista, se sentaron a disfrutar de un gran y rico desayuno. Luego de una larga platica, aún después de terminar sus alimentos, deciden que es momento de irse y así lo hacen. Suben al auto que los llevará a las aguas termales y grutas del pueblo, aunque el destino estaba totalmente en incógnito para los hermanos Bondoni, ya que los únicos que sabían eran sus parejas, pies ellos planearon esto, además de empacar lo necesario. No tardaron más de veinte minutos, en llegar a su destino, se bajan de la camioneta, los hermanos se quedan sorprendidos al ver lo bonito que es es el lugar, van a agradecerles a sus novios con un gran abrazo y un beso.

— Ricitos, este lugar es muy bonito, pero no me dijiste que empacara traje de baño —reprocha, abrazando a su novio por la cintura y manteniendo un pequeño puchero en sus labios.

— Por eso debes amarme más, en la cautela traigo todo lo necesario, para que podamos disfrutar del agua. —dice, mientras sonríe. Joaquín va y saca la pequeña maleta, una vez que la tiene en manos, busca en el interior, hasta que encuentra el traje de baño, pero cuando lo saca, se lleva una gran sorpresa al ver un diminuto traje, color rojo, de inmediato voltea a mirar mal al rizado. — Lo lamento pero fue imposible no traerlo —encoge los hombros, el castaño solo se ríe.

— Me voy a cambiar —toma el traje y antes de irse, se acerca, colocándose de puntitas, para morder el labio inferior del mayor, en múltiples ocasiones —Ahora regreso —musita al separarse. Unos cinco minutos después regresa con el traje ya puesto, teniendo a Emilio comiéndoselo con la mirada, desde que lo vio.

Renata no puedo evitar resaltar, la cara de Emilio cuando lo vio, causando la risa de todos, menos el rizado. Para que olvidarán aquel comentario, contra él, decidió proponer meterse al agua, propuesta que fue aceptada por todos al instante, antes de que Joaquín fuera a meterse, lo tomó de la mano, entrelazando su mano, con la del castaño. Entrando ambos al agua, fueron a la parte donde podrían sentarse, solo que el único que se sentó fue Emilio, ya que el castaño lo hizo a horcajadas de este. Mientras que Diego y renata estaban jugando del otro extremo.

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