2- Cumplidos

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Emilio se despertó, observo un momento al castaño para darle un beso en la frente y salir de la habitación. Bajo las escaleras, una vez que se encontraba en la planta baja, se dirigió a la cocina observo los ingredientes que había, decidió preparar unos huevos revueltos acompañados de unos wafles como postre, empezó con la preparación una vez que terminó. Coloco todas las cosas en una charola que encontró, caminando hacia la habitación, cuando abrió la puerta lo vio aún muy dormido.

Entró con él desayuno dejandolo en la mesita, se volvió a acostar a lado de Joaquín. Inclinándose para dejar pequeños besos en el rostro.

—Hermoso, despierta —susurró Emilio con una sonrisa.

El castaño comienza a moverse, segundos después abre los ojos sonriendo.

—Hola —murmuró el menor, intentando no sonreir.

—Hola, te traje el desayuno, me costó algo encontrar los ingredientes pero aquí esta —dijo Emilio.

—Gracias, creí que no ibas a cumplir tu promesa —admitió Joaquín, sonrojandose un poco.

— Entonces, estabas muy equivocado —musitó el rizado soltando una risita.

— Es lo que veo ahora vamos a desayunar.

Ambos comenzaron a disfrutar de el desayuno, el cual pasó entre risas, y demás. Al terminar ambos bajaron a la primera planta.

— Me tengo que ir — comentó Emilio.

— Si, que te vaya bien —dijo el menor.

El rizado se acerco a Joaquín para darle un beso rápido, antes de salir de la casa.

Suspira un tanto frustrado y confundido el menor, pues como es posible que alguien que conoció hace apenas tres días logre mover su mundo y sus pensamientos, totalmente de lugar. Él estaba seguro de no querer nada serio, con nadie, pero llega Emilio, que a pesar de rechazarlo como lo hace con todos, no funcionó y estuvo determinado a conocerlo, vaya que es alguien muy diferente a como lo imaginaba.

El resto de día para Joaquín se pasó en papeleos de la empresa y terminar diseños próximos.

Para el rizado tampoco fue un día tan productivo solo estuvo en su casa, empezando a componer una nueva canción y comer chucherías. Se encontraba acostado en su cama, cuando decide marcarle a su mejor amigo Diego

—¿Bueno? Emilio ¿qué necesitas? — dijo Diego al otro lado de la línea

—¿Cómo sabes que necesito algo? —intrigó Emilio.

— Ese es mi asunto, dime ¿qué necesitas? —preguntó de nuevo.

—Necesito que me consigas en número de Joaquín, quiero hablar con él pero se me olvido pedirle su numero —respondió el mayor.

— ¿Cómo por qué lo tendría? —mencionó Diego.

— Aunque no lo tuvieras, estoy seguro de que estas con renata y se lo pedirás por qué soy tu amigo y me amas —comentó el rizado sonriendo ampliamente a pesar de que nadie podia verlo.

–Espera —susurró Diego, causando que Emilio sonrío al escuchar esas palabras — Me costó mucho pero es 55******* No lo acoses de más —murmuró tras unos momentos de silencio.

— Gracias, adiós —dijo terminando la llamada.

Emilio empieza a dudar si marcarle o no al castaño pues no quiere molestarlo, después de un debate mental, decide marcarle.

— ¿Bueno? —murmuró Joaquín del otro lado de la línea.

— Hola precioso —dijo sonrió ampliamente el rizado.

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