Seré lo que necesites

28- Posada

Los días pasaron sumamente rápido, desde que comenzó el mes, se dedicaron como nunca a su relación y pasar tiempo con su familia. Al parecer si es una época de unión familiar. En diferentes ocasiones hicieron comidas familiares, donde platicaban, reían, pero lo principal pasaban tiempo juntos. Ambos trabajaban desde casa, lo poco que tenían que hacer, y así pasar todo el día en casa.

Joaquín y Emilio, están adornando el patio trasero, para la posada que harán el día de hoy, cuando terminan de pegar el último globo, ambos se acercan para darse un beso. Como todo lo que ellos pueden hacer hasta este momento, se van a dar una ducha y a cambiarse.

Una vez totalmente listos, el rizado abraza al menor por la cintura descubierta, planta un beso en la mejilla.

— Te vez demasiado lindo bebé —admitió el mayor.

— Gracias amor, tu también te vez demasiado guapo. —le da un beso de piquito en los labios— Te amo.

— Te amo más bonito —comentó sonriendo.

Justo en ese momento se escucha como tocan el timbre, interrumpido su burbuja de amor. Bajan a abrir la puerta encontrándose con Eli, Román, Diego y Renata; los dejan pasar, llevándolos al patio trasero. En tan sólo unos minutos más llegan el resto de los invitados, empezando a disfrutar de la múltiple comida que había.

Joaquín platicaba con su hermana, respecto a la vida de vivir juntos, le contaba que al principio vivir con Diego fue algo complicado, pero ahora le encantaba, aunque su plática fue interrumpida por un rizado.

— Amor, ¿te he dicho hoy que eres muy bonito? Porque lo eres, sumamente lindo —murmuró, con dificultad.

— ¡Emilio! ¿De donde tomaste alcohol? Aléjate de mí que no me gusta el olor —dijo, mirándolo con el ceño fruncido.

— No le digas a nadie, pero el ponche con vodka, está muy rico, ni se siente cuando te lo tomas, deja voy por otro vaso —intenta irse pero de inmediato es detenido.

— Nada de otro vasito, escúchame bien ya nada de alcohol, si dejas de tomar en media hora se te baja.

— No, yo quiero tomar y eso es lo que haré —mencionó muy seguro, el castaño solo se acercó y le susurro algo al oído — O mejor no, mejor dejo de tomar verdad. —los hermanos bondoni asienten.

En ese momento llega Diego, que tampoco está del todo sobrio.

— Emilio, anda ten otro delicioso ponche —le extiende el vaso, ignorando la mala mirada que le da su novia.

— No, no, no, si tomo me van a dejar sin sexo un mes y eso no— pronuncia con dificultad.

— No eso no, —continúa Diego.

— Mejor calmate Valdez que te va a ir pero a ti si continuas así —amenazó la castaña.

Ambos amigos se miraron incrédulos, solo se sentaron, quedándose en total silencio. Mientras que los hermanos Bondoni sólo rieron, al ver la actitud de sus parejas, dirigiéndose con su madre para platicar un poco.

— Creo que a Emilio y a Diego se le pasaron un poco las copas —mencionó divertida Eli, logrando hacer reír a sus hijos.

— Lo sé mamá, pero estoy seguro que ya no va a tomar, así ya se le podrá bajar —respondió el castaño.

— Eso escuche, y todos los presentes también lo hicieron, buena manera de amenazarlo —comentó, haciendo sonrojar por completo a Joaquín.

— ¡Mamá! Que pena.

Renata y Eli, rieron, por la reacción del castaño.

Las horas pasaron, con ello a Emilio y Diego se les bajó casi por completo, la borrachera que tenían. Partieron algunas piñatas, donde el rizado aún poco ebrio, se quejo por que había fruta como relleno, y que le callo una caña, todos rieron por el ocurrente comentario. Luego de eso convivieron algunas horas más y todos comenzaron a retirarse.