cap 16

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Sabía que tenía que ser valiente y contestar, pero aún no podía hacerlo. Los mensajes de Hotaru y Kiba seguían llegando, más de este último, y más raros cada vez que me atrevía a mirarlos.

¿Qué le dejara explicarme? ¿El qué?, lo que vi no necesitaba subtítulos para entenderlo. Lo único en lo que podía tener dudas era sobre si él estaba arriba o abajo mientras…

Bueno, aunque, ahora que lo pensaba, sí que tenía preguntas. ¿Era la primera vez? Y, si no lo era, ¿desde cuándo? Pensándolo detenidamente, de Hotaru podía haberlo esperado, su vida sexual era una locura detrás de otra. Pero de Kiba… eso realmente me había sorprendido. Había puesto mi confianza en ellos dos, más en Kiba que en la loca de Hotaru. Pensar que había tardado solo una semana en traicionarme…

―Tesoro, no puedes ir a trabajar hoy. Todavía no estás recuperada del todo.

―No te preocupes, abuela, tomaré todas las medidas sanitarias que sean necesarias, ya me conoces.

―Sabes que eso no es lo que me preocupa.

―Estoy bien, de verdad.

―¿Vas a hablar con él?

―Todavía no estoy lista.

―El chico está preocupado por ti. No hace más que llamar para preguntar cómo estás.

―¿Cómo sabe que estoy aquí?

―Él te trajo, ¿cómo no va a saberlo?

―Ah… creo que estamos hablando de personas diferentes.

―¿De quién estabas hablando tú? ¿Vas a contarme qué ha pasado?

―Cuando esté lista, abuela. Cuando esté lista.

En ese momento no podía. Había oído bastantes veces lo que eran las fases del duelo. Ya había dejado atrás la de negación. Negarlo era absurdo, había ocurrido y lo había visto con mis propios ojos. Seguramente ya estaba en la fase de ira, porque tenía unas terribles ganas de estrangularlos a ambos, el orden me daba igual.

―¡Naruto!, ¿qué haces aquí?

Allí estaba mi guardaespaldas, esperando en la entrada de la casa, sin atreverse a acercarse demasiado, dándome el espacio que necesitaba.

―Caridad me dijo que pensabas ir hoy al trabajo, así que he venido a llevarte.

―Yo…

―Solo llevarte, nada más.

―De acuerdo.

Cuando se preparó para arrancar el auto vi su mano y no pude evitar cogerla. Tenía los nudillos pelados y algo rojos. Cuando le miré a la cara, estaba claro para mí lo que había pasado.

―No pienso preguntar.

―Mejor.

Sacó el coche a la carretera y me llevó en silencio hacia el hospital.

―¿Qué vas a hacer ahora?

El coche estaba parado frente a la entrada del edificio y Naruto me miraba con preocupación.

―Irme del apartamento.

―Sabes que tengo una habitación vacía en mi casa. Puedes usarla el tiempo que necesites.

―Solo si pago la mitad de los gastos. Y antes de que lo digas, Hotaru puede pagar el alquiler completo del apartamento. Solo tiene que dejar de comprarse algunos caprichos.

―Vaya, estás en la fase de ira.

―Y pienso disfrutar de ella un buen tiempo.

―Wow, tranquila. Solo era un comentario apreciativo. Odiaba verte en la fase anterior.

―Ok. ¿Tienes planes para mañana?

―Nada hasta la próxima guardia del miércoles.

―¿Podrías ayudarme a recoger algunas cosas? Ya sabes, algo de ropa y mis cosas del aseo, hasta que pueda pasar a recoger el resto.

―Puedo hacerlo esta tarde mientras estás en el trabajo. Así evitas cruzarte con Hotaru.

―¿Harías eso por mí?

―A estas alturas me ofende que me lo preguntes.

Sonreí, busqué las llaves en el bolso y se las di.

―Necesito mis uniformes y las cosas del baño de la estantería de la derecha, del resto me encargaré otro día.

―¿Estás segura?

―¿De dejar el apartamento?

―Sí.

―Aunque no estuviese Hotaru, lo dejaría igualmente.

―Vale.

Me cogió las llaves y las guardó en el bolsillo de su vaquero.

―Estaré aquí cuando salgas.

―Gracias por todo.

―¡Hey!, para eso están los amigos.

Podía contestarle que mi mejor amiga era la que me había apuñalado, pero preferí callar. Abrí la puerta sin pensar en cómo debía despedirme de él. ¿Un beso en la mejilla? No, no era correcto. Así que cerré la puerta, dije adiós con la mano y entré en el edificio.

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