Herido de gravedad

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No existía una mejor forma de definir su estado. Tenía las costillas rotas, uno de sus brazos dolía a sobremanera, en tanto el otro apenas podía sentirlo. Llevaba un buen rato cojeando, perdido en aquel bosque. Sólo tenía algo claro. No era su territorio. El clan Senju tenía en su poder un enorme bosque en donde los robles, sauces y castaños predominaban a sobremanera. Era obvio, tratándose de un espacio cercano a las montañas.

Pero este bosque, era completamente diferente. Las coníferas se distinguían por doquier. Abetos, píceas, cedros, cipreses; conocía toda la maldita gama de árboles. Pero eso sólo le preocupaba aún más. ¿Qué tan lejos estaba de su clan? ¿Cómo había llegado hasta una zona tan...distante? Y por sobre todo, ¿En donde demonios estaba?

La batalla contra el clan Shimura le había dejado realmente mal, al punto en el que su sentido de orientación se había dañado lo suficiente como para llegar a esa situación.

-Maldita sea.- bufó, sacudiendo la cabeza e intentando mantenerse en pie.

Sin embargo, no pudo dar dos pasos más sin trastabillar, y cayó con un golpe seco en el suelo, siendo atajado por nada más y nada menos que un grupo de Glorias de la mañana. Aquellas flores violetas y azules parecían combinar perfectamente con el frío ambiente que lo rodeaba. Su cuerpo también se estaba congelando. Había perdido mucha sangre. No tenía idea de cuanta. La sensación de que moriría allí se le presentó en la cabeza.

El viento sopló a su alrededor, arrastrando consigo el murmullo de los árboles.

Ya no podía moverse. Con suerte, respiraba lenta y dificultosamente.

Poco a poco cerró los ojos, dejándose llevar por la oscuridad.

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-¡Hey! Allí hay alguien.- Dijo una voz, al mismo tiempo que se pudo oír el crujir de una rama en el suelo a unos pocos metros.

Un leve murmullo de voces le forzó a intentar recuperarse. Se alarmó a sobremanera. ¿Enemigos? ¿Aliados? Maldición, su cuerpo no respondió. Ni siquiera podía abrir los ojos.

-Es cierto.-otra voz se escuchó aún mas cerca de él.

-¡No te acerques, puede ser un enemigo!-

El albino intentaba agudizar su audición. No se oían como guerreros temerarios. ¿Eran...niños? Con un esfuerzo considerable, logró entreabrir los ojos. Notó entonces como estos chiquillos lo rodeaban, armados con kunais. Llevaban máscaras de animales y unas túnicas negras que le impedían al albino descifrar de qué clan eran.

-¿Creen que esté muerto?-

-Lo dudo, está sangrando.- uno de los niños, con una máscara de gato, se inclinó sobre el albino e hizo algunos sellos que el herido reconoció. Iba a curarle.-Maldición- bufó el chiquillo. -Está realmente muy mal herido, esto no será suficiente para curarle.-

-Entonces ¿Qué hacemos con él? No luce como...uno de nosotros.-dijo otro joven, con máscara de jabalí.

El chiquillo con máscara de gato miró a su amigo un momento, luego enfocó su mirada en el albino moribundo.

-Creo que lo mejor será llevarlo con el Sensei. No sabemos qué le ha sucedido, ni cómo llegó hasta aquí.-

-Yo...no creo que sea buena idea.- un tercer chiquillo con una máscara de ave, le quitó el protector de la frente al albino y lo limpió con la manga de la túnica para quitar la mancha de sangre. Sin embargo, los chiquillos parecieron alarmarse al ver el símbolo del clan Senju tallado en él.

El niño "gato" se incorporó rápidamente, quitándole el protector a su compañero.

-Creo que eso no importa demasiado, está en peligro y probablemente morirá si no le ayudamos. Además...- volvió a colocarle el protector en la frente al albino.-...no puede hacernos daño en su estado.-

•[ La otra cara de mi enemigo ]• (BL) - (En pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora