✅| Primer libro de la saga Demons completa.
Sinopsis
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"Tú sabes quién lo hizo. Eres consciente de mi muerte y serás el peón que se moverá primero a la hora de mi venganza".
En un mundo oscuro como el nuestro, nos es inevitable...
AVISO: Capítulo con escena de abvso sexu4l [NO EXPLICITO] leerlo bajo su propia responsabilidad.
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8 años atrás
Rojo. Todo lo que veo es rojo...
Mi sangre se encuentra en cada lugar de mi habitación, mis ojos no logran apartar aquel color que tanto comenzaba a odiar; el color rojo solo significaba una cosa para mí y era dolor. Siento algo húmedo debajo de mí, ¿acaso es mi sangre? Ya he perdido la cuenta de las veces que me ha lastimado aquella zona. El dolor no para, y mucho menos si es él quien está arriba de mí. Mi parte baja arde, las lágrimas caen silenciosamente hasta que él se aleja de mí.
Aquel hombre se viste de una forma cruelmente lenta y luego se acerca a la cama. Dejo de respirar al momento en que su mano toca mi mejilla, no muevo mi cuerpo, tal vez porque me duele tanto que no tengo las fuerzas suficientes, o tal vez es porque el simple hecho de que él me toque nuevamente me aterra.
—Has sido una buena niña. —Su aliento choca contra mis húmedos ojos y ruego al cielo que ninguna de las lágrimas que guardo caiga frente a él—. Nos vemos esta noche, mi niña....
Al sentir sus labios en los míos, cierro con fuerza mis ojos y las lágrimas caen por mi costado, por suerte él las ignora y se marcha de mi habitación. Me deja sola en un cuarto oscuro. Pierdo la noción del tiempo, no sé si han pasado minutos u horas, pero mi cuerpo logra salir de aquel trance de terror que sus ojos azules han puesto en mí. Muevo los dedos de mis pies, luego me atrevo a sentarme en la cama, y, de un momento a otro, cientos de lágrimas caen sin frenos por mis mejillas.
Las ganas de gritar se hacen fuertes, mi pecho arde y siento que poco a poco dejo de respirar. Muerdo mi lengua para no dejar salir ningún sollozo, la muerdo tan fuerte que pronto siento un horrendo sabor a metal y por el repentino sabor desconocido lo escupo sin importar manchar la cama.
Una mezcla de sangre y saliva mancha una parte de esta, mis ojos no se mueven de ese extraño líquido, mis dedos se dirigen a aquella combinación extraña para tocarlas; pero antes de poder hacerlo, me doy cuenta de algo extrañamente reconfortante.
—El corazón ya no quema... —susurro para mi misma.
Toqué mi lengua y, al sacar mis dedos de la cavidad, pude ver la sangre que aún quedaba. Muevo mi lengua, me duele, pero no era un dolor tan profundo como el que sentía hace algunos segundos.
Mi mente se abre ante la idea de volver a hacerlo, morder mi lengua y sentir aquel extraño dolor que liberó el ardor de mi pecho. Es como un dolor que reemplaza a otro; es extraño, pero funciona.