Todos despertaron cerca de una playa, el barco estaba volteado y todos estaban dispersos por la misma. Ilay despertó, miró a todos lados y se levantó; corrió por la arena y buscó a los demás.
- ¡Dries!, ¡Vesta!, ¡Zeth!, ¿¡Donde están!?- dijo Ilay gritando con todas su fuerzas y escuchó ruidos cerca del barco.
Ilay corrió al barco y con todas sus fuerzas lo levantó: ahí estaba Giles y cuando la vio, saltó hacia ella rápidamente.
- Giles estás bien - dijo Ilay acariciando la barbilla del dragón.
Juntos comenzaron a buscar a los demás, sólo encontraron a Dries y Hamza: al primero cerca de una roca y al segundo en una pequeña cueva repleta de cangrejos.
- ¿Estás bien Hamza?- preguntó Ilay mientras que Dries le ayudaba a quitar los cangrejos.
- Si, un poco pellizcado por los cangrejos, pero bien - dijo quitándose un cangrejo de la rodilla y otro del cabello.
Continuaron buscando a los demás, hasta que algo en el agua distrajo a Ilay: era el libro, y por todas partes hojas con las notas que le dio Argenis. Desesperada, comenzó a juntar hoja por hoja, la tinta se escurría un poco pero todo era visible.
- Toma amor - dijo Ilay dándole hoja por hoja a Dries.
- ¿Donde las pongo?- preguntó él con el montón de hojas en las manos.
- En la arena, con el Sol se secarán - dijo Ilay mirando al cielo.
- Ya está anocheciendo - dijo Hamza algo confundido.
Ambos miraron el cielo, bastantes confundidos, en unos minutos ya había anochecido. Unos extraños sonidos se escucharon, justo en el mar: las olas se agitaron, y varias rocas de la pequeña isla en la cual estaban, comenzaron a caer.
- Es un terremoto - dijo Hamza algo asustado, sosteniendo las hojas.
- No - respondió Ilay.
Del agua salió una especie de placa de coral, algo rugosa y de un color, rojizo; luego salieron cuatro más, todas en distintas ubicaciones, de distintos tamaños y elevadas a distintas alturas: estaban flotando. Y justo en el centro de todas estas pequeñas islas elevadas, salió una enorme construcción de coral y roca: una enorme torre que hizo que el agua saliera hasta inundar la playa.
- Es... Es Soul Town - dijo Ilay admirando la construcción de coral con unos ojos muy abiertos y con una enorme emoción.
- Llegamos - dijo Dries también mirando la construcción.
Esta torre tenía ventanales gigantes y de ellos salieron seres similares a las gemelas: eran almas, esas dos almas iban vestidas como soldados y volaron hasta donde estaban ellos; los miraron y se fueron por donde vinieron.
- Esperen, sueltanos - se escuchó la voz de Agni a lo lejos.
Hamza las buscó con la mirada y señaló hacia arriba: dos almas soldados se llevaban a Agni y Vesta y las iba siguiendo Zeth. Dries voló pero uno de los guardias le lanzó un rayo con su lanza que lo transformó en una ostra color azul; Ilay lo tomó en el aire y voló detrás de Zeth, y detrás de ella Hamza.
- Deténganse - dijo Ilay tomando de la mano a Vesta y a Agni.
- Tú no puedes darnos órdenes - respondió el soldado apuntando con su lanza.
Ilay retrocedió sólo su cabeza y justo cuando iba a disparar una voz se escuchó a lo lejos.
- Alto - dijo esa voz.
El soldado disparó el rayo hacia el cielo e Ilay soltó a las gemelas. Un alma de color púrpura se acercó a ellos.
- Dejen de pelear y mejor entren - dijo esa alma.
Tanto Ilay y los demás, como los soldados, se quedaron asombrados algo incómodos de hecho. Todos volaron hasta uno de los ventanales y entraron el reino: esa parte en la que se encontraban, era como el castillo, pues todo estaba hecho de coral y oro blanco.
- Me presento: soy Adrik, rey de Soul Town - dijo el alma morada quitándose la capucha que tenía encima.
Ilay, Hamza, Zeth y las gemelas al oír esto se inclinaron en señal de respeto.
- Perdón por los disturbios que pudimos ocasionar pero la marea nos trajo hasta aquí - explicó Ilay y entre las manos llevaba a Dries en forma de almeja.
- No se preocupen por eso, nosotros podemos ayudar con su barco: enviaré soldados para que lo traigan y comiencen a arreglarlo - dijo Adrik y miró a unos soldados, inmediatamente ellos salieron.
- Muchas gracias Adrik. ¿Crees que puedan traer las notas que dejamos en la arena? Son importantes - habló nuevamente Ilay.
- Por supuesto, no hay problema - respondió Adrik con una sonrisa.
- Hmm... Otro favor, ¿Podrías regresar a la normalidad a mi novio?- dijo Ilay entre risas mostrando la almeja.
- Claro - respondió Adrik y de sus manos salió una magia roja que envolvió a la almeja y de nuevo fue Dries.
Dries cayó al suelo y Hamza e Ilay lo ayudaron a levantarse.
- Ahora valoro más a las almejas mi amor - dijo Dries con algo en la boca, enseñó la lengua y en ella tenía un perla azulada - Ten, te la regalo - se la dio a Ilay.
- Gracias amor - dijo entre risas y la guardo en su abrigo.
- Siganme - habló Adrik saliendo de esa habitación.
- ¿No notas algo raro en él?- preguntó Vesta susurrando.
- ¿¡Qué!? No, nos ayudó, debe ser un buen rey - respondió Ilay algo apresurada.
- También siento que hay algo mal con él - habló Hamza con una voz más grave.
- No, sólo tenemos que conocerlo - habló Ilay algo estresada por todas las voces.
- No es ese tipo de raro Hamza... Siento como si, lo conociera de hace mucho tiempo - dijo Agni mirando a Adrik mientras todos caminaban por un extenso pasillo de coral.
Llegaron a una puerta, Adrik la abrió y dejó ver un extenso comedor de coral con cristalería y lujosas sillas de roca volcánica, corales y cristales.
- Tomen asiento por favor - dijo Adrik abriendo por completo la puerta mientras que varias almas iban y venían colocando comida y cubiertos.
- Muchas gracias pero... No tenías que hacer esto Adrik - habló Ilay mirando la comida que se veía exquisita.
- Lo sé, pero después del mal recibimiento, quería compensarlos con algo. Así que coman por favor - habló Adrik y comenzó a comer de su sopa.
ESTÁS LEYENDO
Heaven and Hell
Fantasia- Como primer decreto real quiero anunciar que haré un programa de rehabilitación para demonios en la cual los haremos volver a sus raíces. ¿Creen que es una idea loca? Ja, los demás ángeles lo piensan, pero yo no, yo se que es posible hacer que alg...