9. Trío de Almas.

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Los tres entraron al palacio y levitaron hasta llegar a la biblioteca, la cual estaba casi completamente destruida: los estantes estaban volteados y todos los libros flotaban en el agua; se dirigieron al ventanal que anteriormente vieron y Adrik tomó un libro de pasta roja que flotaba en el agua.

- ¿Porqué nos trajiste aquí?- preguntó Vesta viendo el ventanal.

- Hace tiempo, - Adrik comenzó a leer- la Muerte fue asignada por Dios para reinar a las almas ya que Heaven Town estaba en peligro por las guerras, amablemente, la Muerte aceptó y poco a poco, con ayuda de ángeles comenzó a surgir el reino. Años después conoció a Achlys, mi madre y antigua reina, pero algo sucedió... Un día recolectando almas, se enfrentó a una demonio, una demonio poderosa y hermosa como los mismos ángeles, de ahí el apodo de Ángel del Infierno.

Ambas gemelas se miraron, y Adrik las miró levemente para continuar la lectura.

- Combatieron cuerpo a cuerpo, pero en esa batalla surgió el amor. Comenzaron a verse más seguido, a escondidas claro y justo unos días antes del Juicio Final, el creó este vitral profetizando que tres almas hermanas, conquistarian este reino, llenándolo de paz y armonía. Astartea y la Muerte fueron descubiertos, y decidieron separarse, inventando una mentira que todos creyeron sin pensarlo.

- Que nos engendró sola - dijo Vesta en voz baja.

- Y ahora que están aquí - Adrik cerró el libro - podemos salvar Soul Town, ayudar a Ilay y traerle, no sólo paz a nuestro reino, si no a todos los demás.

Ambas estaban algo confundidas, felices, algo decepcionadas, pero sobre todo, sentían una gran alegría: tenían a un hermano, y un hermano está ahí sin importar qué, te da su amor incondicionalmente y lo único que piensa es en hacerte feliz de cualquier modo. Agni y Vesta se lanzaron a los brazos de Adrik y unas lágrimas y risas brotaban; Adrik las abrazó sin querer soltarlas, como si quisiera que el abrazo fuera eterno.

- Te amamos... Hermano - dijeron ambas al unísono y Adrik las abrazó aún más fuerte.

- Yo más, no saben lo que sentí cuando las vi, supe que eran ustedes, sin dudarlo. Ahora somos tres y traeremos paz, ayudaremos a Ilay y junto con ella, salvaremos los reinos - dijo Adrik para después plantar un beso en las mejillas de sus hermanas.

- Pero antes tenemos que decirle a los demás y después necesitamos hablar con nuestra madre Vesta - comentó Agni con una sonrisa tenue.

- Tienes razón - dijeron Adrik y Vesta al unísono.

Los tres salieron del palacio y se dirigieron a la isla donde estaban los demás, en ese instante, Adrik recordó la Guadaña y voló más rápido.

- ¿¡No tienen la Guadaña!?- preguntó Adrik buscándola por todos lados.

- No, Zeth la iba a tomar pero Yuna la atrapó cuando iba a caer al agua. Lo sentimos - dijo Ilay algo desanimada.

- Bueno, eso ya no importa. Pero les queremos decir algo - habló Adrik algo emocionado.

Adrik, Vesta y Agni comenzaron a explicarles lo sucedido anteriormente, todo, absolutamente todo; todos estaban muy impactados, pero igualmente felices, todos los abrazaron y les dieron sus mejores deseos.

- ¿Entonces ahora irán con Astartea?- preguntó Dries.

- Efectivamente - respondió Agni con una tierna sonrisa.

- La saludad de mi parte por favor - dijo Dries con un tono dulce.

- Por supuesto - nuevamente respondió Agni.

- Ilay, los veremos en Fairy Town, el mapa está en el libro que te dí. No tardaremos - habló Adrik señalando el libro.

- Muy bien, ¿tú sabes llegar Adrik? - preguntó Ilay.

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