22. Cuarta Oleada.

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Heaven Town ya estaba sometido, todo el reino estaba encarcelado dentro del palacio de los Tronos; en esa misma construcción, Yuna de encargaba de transformar a todos los habitantes del reino en demonios. Mientras que, dentro del Palacio, en la  Habitación de Hielo, se encontraba Calipso y Cassandra. Cassandra llevaba un objeto en sus manos: una placa de metal negro, con cuatro picos en cada vértice como unas pequeñas patas, con cuatro agujeros en ella (uno en el centro y tres al rededor de ella formando un triángulo).

- Déjalo aquí Cass, ¿estás tan emocionada como yo? - dijo Calipso dando unos saltos.

- Lo estoy, el dominio total será nuestro - respondió Cassandra y dejó el objeto en un pilar pequeño de hielo.

- Bien, pero, necesito un aparato capaz de controlar todas las magias juntas - habló Calipso tomando todos los objetos y los puso al lado del pilar.

- Pues empecemos entonces - respondió Cassandra.

Calipso tomó el Tridente y lo clavó en el centro del aparato, y en los otros agujeros, la Espada, el Báculo y la Guadaña. Tomó la empuñadura del Tridente y comenzó a redactar un hechizo.

- Επικαλέστηκα τις αρχαίες δυνάμεις να μου δώσουν τον πλήρη έλεγχο της μαγείας, να με βοηθήσουν να αναδιατάξω τη σειρά και να αναλάβω να κάνω τους αμαρτωλούς να υποφέρουν - habló Calipso mientras que de sus manos salía humo negro que envolvía el Tridente.

El humo recorrió todo el Tridente y comenzó a envolver los demás objetos: esos tres objetos comenzaron a tornarse negros y desgastados; el humo que envolvía a cada uno de ellos, se tornó de distintos colores: el humo de la Espada, era azul, el del Báculo era verde y el de la Guadaña era rojo. Todos los humos formaron una esfera sobre el Tridente y lo envolvieron: finalmente el Tridente cambió su forma a la de una lanza de doble filo.

Calipso extendió sus manos y lo tomó con fuerza, miró a Cassandra y le regaló una sonrisa

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Calipso extendió sus manos y lo tomó con fuerza, miró a Cassandra y le regaló una sonrisa.

- Ahora sí lo tenemos todo - habló Cassandra y tomó su lanza.

Yuna bajó desesperada a la Habitación de Hielo y corrió hacia dónde estaban Calipso y Cassandra.

- Calipso... Ilay...

- ¿Ilay qué? - preguntó Calipso desconcertada.

- Está aquí y ya viene para acá, hacia el palacio - respondió Yuna muy preocupada.

- Cass, encárgate de mantenerla ocupada, ayúdala Yuna - habló Calipso entregándole a Cassandra, su lanza.

Cassandra y Yuna salieron del palacio, mientras que Calipso se arreglaba para la batalla: se quitó el vestido, y se puso uno igual pero más corto, dejando al descubierto sus piernas cubiertas por un pantalón gris; se colocó unas botas plateadas a la altura de las rodillas, se colocó un cinturón del mismo color que las botas y atravesado en su torso, una capa muy corta. En los hombros se puso unas hombreras de plata y con maquillaje se hizo unas marcas en los ojos que le dieron un aspecto más atemorizante.

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