Mientras todos descansaban en Fairy Town, en Heaven Town, Xanto y su hermano Elián estaban a punto de cenar; Elián estaba en el comedor, sentado, mientras que Xanto servía la cena en unos platos y los colocaba en una charola para llevarlos a la mesa. Xanto llegó a la mesa y dejó los platos en los respectivos lugares y se sentó para comer.
- ¿Te parece si hablamos?- preguntó Elián y dio el primer sorbo a su sopa.
- ¿Sobre qué?- preguntó Xanto de una forma sarcástica.
- Por favor Xanto, sabes muy sobre qué - insistió Elián.
- Es difícil hablar de eso sin que quiera ahorcarte, ¿sabes? Cuando íbamos en la academia de Querubines, siempre me quitabas la atención de los profesores, de las chicas, de todos y parece que nunca te importó o a alguien...
- Xanto por favor, dejame explicarlo - interrumpió Elián y lo interrumpió Xanto.
- ¡No! Escúchame tú a mí. Siempre tuviste la atención de todos y cuando pensé que yo iba a triunfar, tuviste que cambiar las notas y arruinarlo todo: tuve la oportunidad de triunfar y me la quitaste - gritaba Xanto mientras las lágrimas caían de sus ojos.
- Tú no sabes lo que es ser el mayor y tener que afrontar todo, no sabes lo que tenía que hacer. ¿Sabes porque dormía hasta tarde?, porque no hacía nada en la academia, y en el momento de evaluar pedía permiso para hacer un trabajo extra y no reprobar. ¿Sabes porque cambié las notas?, porque yo sabía que eso no te iba a impedir ser alguien y mira donde estás ahora... Sirves a la realeza, eres un consejero real y mejor amigo de la reina... En cambio yo sólo soy el asistente de un querubín de primera era, no he logrado nada aún con todas las trampas que hice - explicó Elián igualmente gritando y con lágrimas.
- ¿Porqué no sólo me dijiste?- preguntó Xanto.
- Por miedo hermano... Siempre pensaron que era el mejor en todo y yo sabía que no, sabía que tu lo eras y no quería desepcionarte ni a nadie más - Elián comenzó a bajar el tono d esu voz y agachó la cabeza.
Xanto voló hasta el lugar de su hermano y lo tomó de la cabeza, haciendo que se miraran.
- No importa cuantas veces hagas trampas, eres mi hermano y nunca dejaré de amarte - dijo Xanto y le dio un beso en la frente a Elián, para después abrazarlo fuertemente.
- Yo también hermano - dijo Elián sin querer soltar a su hermano menor.
Después de arreglar las cosas, procedieron a terminar de comer su sopa y fueron a sus respectivas habitaciones.
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Era muy noche, Argenis se despertó y salió a caminar por los pasillos y se dirigió a La Habitación de Hielo, abrió la puerta bajó; ya cuando bajó por completo, caminó hasta el pilar de Zoé y acarició el hielo.
- Quisiera que estuvieras aquí mi vida, nuestras hijas han crecido mucho, pero ya no son tan unidas como lo eran antes. La verdad... Nos haces falta, me haces falta, todas las noches recuerdo el día que nacieron nuestras hijas, como las mirabas.
- Yo nunca me iré amor mío - se escucho la voz de Zoé y como le ocurrió a Ilay, ella se presentó como un fantasma de luz azul.
Los pilares se iluminaron y entre el silencio lo único que se lograba escuchar era el latido del corazón de Argenis; corrió hacia ella y la abrazó con todas sus fuerzas y con tanto cariño que quien los viese, no quería que el amor de ambos era amor verdadero.
- Mi vida - dijo Argenis mirando los ojos azules de su difunta esposa.
- Lo haz hecho excelente corazón, estoy tan agradecida de que hayas cuidado a mis hijas, pero ahora ellas tendrán que cuidarse solas - habló Zoé con su dulce voz.
- Lo sé, por eso bajé, solo quería verte en ese pilar por última vez, porque pronto te veré en persona mi vida, espera un poco - dijo Argenis sin soltar a Zoé.
- Seré paciente, pero debes esperar un poco amor, sé que estás listo pero no puedes irte sin despedirte. Aún debes cuidar a nuestras niñas- dijo Zoé y besó tiernamente en los labios a Argenis.
- Te prometo que no dejaré que nuestras hijas se separen más.
- Lo sé amor, han sido valientes - habló ella y se separó de Argenis y caminó a su pilar.
- Te veré pronto - dijo Argenis desde lejos.
- Te esperaré el tiempo que sea necesario - respondió Zoé y regresó a su cuerpo.
Argenis miró el pilar de su esposa, se acercó a él y besó el hielo, luego se alejó de él y sacó la Espada del Arcángel Miguel de su funda que llevaba en su cinturón; clavó la punta en el hielo e inmediatamente éste comenzó a cubrirla.
- ¿Alteza?, ¿Qué hace aquí? - se escuchó la voz de Xanto desde la puerta.
- Me diste un susto Xanto; - dijo Argenis entre risas - estoy guardando la espada, si Calipso viene no podemos dejar que la tome, es mejor que esté aquí.
- ¿Quiere que alerte a los guardias para que comiencen la vigilancia?- preguntó Xanto bajando, quedando frente a frente.
- No, si viene, la esperaremos adentro. Sólo diles a los guardias que estén alerta y que al amanecer se mantengan resguardando el castillo, por dentro y por fuera - explicó Argenis mientras que Xanto escuchaba atentamente.
- Bien, mañana a primera hora, les informaré... ¿Extraña a Ilay?- habló Xanto cambiando el tema.
- Por supuesto Xanto, pero sé que logrará hacer entrar en razón Calipso. Desde pequeñas se amaban como nadie más puede imaginarlo, pero con la muerte de Zoé, todo cambió: los tres nos sumimos en un estado de depresión, cada quien afrontando la pérdida de Zoé de distintas formas y creo que fue donde fallé, porque nunca les pregunté cómo se sentía, si querían hablar, no estuvimos tan juntos como debimos y la verdad Xanto, me arrepiento de no haberlo estado - habló Argenis con tristeza, su voz se quebraba y unas cuantas lágrimas recorrieron su rostro.
- No puede hacer que todo y todos estén mejor como por arte de magia, lo único que puede o pudo hacer, es escuchar - dijo Xanto para dar ánimo a Argenis.
- Lo que daría cualquier rey por tener un consejero como tú Xanto: eres amigo y familia, en verdad agradezco todo lo que has hecho por nosotros, por eso quiero que cuides a mis hijas con tu vida...
- ¡Argenis, no piense en eso! - interrumpió Xanto.
- Sabes que no soy eterno, pero lo único que puedo hacer es, pedirte que cuides a las razones por las cuales sigo con vida y luchando, ¿lo prometes?, ¿prometes que estarás con ellas? - dijo Argenis tomando las manos del querubín.
- Lo prometo.
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Heaven and Hell
Fantastik- Como primer decreto real quiero anunciar que haré un programa de rehabilitación para demonios en la cual los haremos volver a sus raíces. ¿Creen que es una idea loca? Ja, los demás ángeles lo piensan, pero yo no, yo se que es posible hacer que alg...