Cᴀᴘ. 4

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La tarea

Al otro día

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Al otro día

Escuché la alarma de mi teléfono sonar y me quejé. Lunes, día de escuela. El fin de semana había sido genial pero llega el primer día y hace que todo se vea pesado y aburrido. Es decir, los días parecen pasar en años y el fin de semana se va en un abrir y cerrar de ojos.

Abrí mis ojos encontrándome con mi papá en el sofá pequeño viendo las noticias en la televisión. El día de ayer me quedé a dormir en la sala porque mi habitación huele demasiado a pintura, así que si me dormía ahí iba a terminar  demasiado drogada.

—Buenos días—saludó sonriente.

—Buenos días—dije después de un bostezo mientras quitaba la manta que me cubría.

—¿Por qué dormiste aquí?—preguntó confundido. Me había olvidado de avisarle.

—Porque mi habitación huele a pintura.

—Cierto—recordó—voy a comprar un aromatizante para eso, por cierto Bob llamó ayer diciendo que hoy por la tarde podemos recoger a Dash.

Dash es mi mascota, un pequeño conejito que me regalaron hace dos años cuando cumplí quince. Siempre había querido uno, así que cuando me lo dieron pegué saltos de emoción.

—Lo recogeré después de la escuela, ¿y qué hay de Blue?—pregunté por mi perrito.

—Voy a pasar por él después de ir al supermercado.

Después de terminar de recoger el desastre que había echo en el sofá, subí a darme un baño pero me tocó esperar porque Asher estaba adentro.

—¿Mack?—Alex salió de su habitación.

—¿Qué sucede, Alex?—pregunté recargada en la pared.

—Ayer fui con Jonah a jugar, y estuvimos haciendo pasteles de lodo y luego...—comenzó a contar las típicas historias de siempre.

Suele inventarse algunas cosas pero resultan divertidas e interesante para mi, es por eso que recurre a su hermana mayor para contarle todas sus anécdotas.

—También me enseñó a su tortuga, es muy bonita y verde, pero me dio asco agarrarla...

Lo seguí escuchando hasta que Asher por fin se digno en salir del baño de dónde salía vapor.

—Tengo que darme una ducha. Luego hablamos, ¿está bien?—le dije a Alex mientras desordenaba su cabello.

—¡Si!, te tengo que contar cuando nos disfrazamos de piratas—le sonreí con ternura. Él tiene mucha imaginación y eso era lindo, lo hacía lucir adorable.

—Cuando regrese del colegio me cuentas todo.

Me duché luego de pasar dos de mis canciones favoritas, al salir me vestí con un suéter negro y unos pantalones de mezclilla, luego cepillé mi cabello y le coloqué una diadema sutil.

𝑶𝒏𝒍𝒚 𝒚𝒐𝒖・*:.˛ ˚𝗦𝗠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora