𝑻𝑬𝑹𝑴𝑰𝑵𝑨𝑫𝑨
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Mackayla Collins y Shawn Mendes son mejores amigos desde que son pequeños, ambos han sido inseparables desde entonces pero al crecer, al madurar, al despertar nuevos sentimientos se dieron cuenta que cada un...
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Escuché que tocaron el timbre, así que mientras me ponía un tenis fui hasta mi ventana para observar a Shawn tocando la puerta un par de veces antes de que alguien abriera y él pasara.
—¡Mack!, ¡ya llegó Shawn!—gritó Asher.
—¡Ya voy!—terminé de amarrar la agujeta de mi tenis, me cepillé rápidamente el cabello y luego de tomar mi chaqueta y teléfono bajé.
—¿En serio te vas a ir así?
—¿Tiene algo de malo?, ¿se me ve mal?—pregunté angustiada.
—Es un poco...aamm...muestras mucha piel—rodé los ojos.
—Que machista sonaste. ¿Querías que me llevara pijama?
—No, pero vestida así muchos chicos te van a ver.
—A eso se le llaman celos y machismo, Mendes—tomé las llaves y me despedí de cada uno de mi hermanos.
—No son celos ni tampoco machismo, pero...no quiero que te vean morbosamente, sabes perfectamente cómo son los chicos—reí mientras negaba. Patético.
—Cuídense y no hagan nada malo, los Mendes están enfrente por si sucede algo. Metan a Blue a la casa y que Asher se bañe, ¿de acuerdo?—los dos asintieron—¡nos vemos!—grité caminando junto a Shawn hacia la salida.
Después de unos minutos llegamos en un taxi hasta la casa de Taylor donde la música se escuchaba a reventar, chicos estaban afuera, luces sobresalían de la casa y los murmullos no paraban. Taylor se tomó muy en serio lo de hacer una gran fiesta.
—Vamos—dijo Shawn comenzando a cruzar la calle conmigo.
Pasamos por el jardín antes de ir directamente a su casa donde también había demasiada gente.
—¡Hola, Shawnie!—saludó una voz chillona a nuestra derecha provocando que ambos volteáramos. ¿Shawnie?
—¡Hola, Mad!—saludó Shawn con un beso en la mejilla a Madison. Maldición.
—Voy a buscar a Taylor—me aparté de ellos pero Shawn tomó mi mano para evitar que me fuera.
—Yo también quiero ir a saludarla—explicó soltando su mano de la mía para luego ver a Madison.
—Yo sé donde está, vengan—comenzó a caminar entre toda la gente mientras Shawn y yo la seguíamos hasta llegar al patio trasero de la casa donde estaba Tay con otros chicos y chicas. Su casa si que era grande.
—¡Hola, chicos!
—¡Hola!
—¿Acaban de llegar?—preguntó con un volumen alto debido a la música.
—Si, hace unos minutos—respondió Shawn por los dos.
—Genial, pueden servirse algunas bebidas o comer algo por allá—señaló una mesa con bebidas y comida.
