𝑻𝑬𝑹𝑴𝑰𝑵𝑨𝑫𝑨
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Mackayla Collins y Shawn Mendes son mejores amigos desde que son pequeños, ambos han sido inseparables desde entonces pero al crecer, al madurar, al despertar nuevos sentimientos se dieron cuenta que cada un...
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Al otro día
El día de ayer Shawn y yo nos quedamos a dormir en la habitación de dos camas, pero cuando desperté hoy no lo vi, más que a Blue y a Tobby durmiendo en una esquina. Me levanté y le di de comer a Dash antes de salir a la cocina donde se escuchaban ruidos.
—Buenos días—saludé mirando a Shawn hacer el desayuno.
—Buenos días—sonrió dándome un vistazo rápido para luego tomar un plato y servir el omelette que estaba preparando.
—No sabía que cocinabas.
—Yo tampoco, así que no esperes mucho de mi omelette—reí.
—De acuerdo, espero no enfermarme—él negó y rio.
—Me estoy volviendo un chef profesional así que no te preocupes porque me aseguré de que no sea venoso—le sonreí divertida.
Me senté en la mesa que había en la cocina y tomé un cubierto para darle una probada al desayuno. Estaba delicioso, no diría que es el mejor que he probado, pero para esperarse de Shawn era increíble.
—¿Qué tal?—preguntó moviendo algunas cosas en la sartén.
—Rico, aunque le faltó sal.
—Bien, tomaré en cuanta tu punto de vista para la próxima—le sonreí.
Al paso de unos minutos desayunamos, me di un baño y me cambié por un pants cómodo. En realidad no teníamos nada oficialmente planeado así que la ropa sería lo de menos. Llamé a mi papá para decirle que todo iba genial, luego fui a la sala a esperar a Shawn porque me dijo que sería buena idea sacar a jugar a las mascotas al patio trasero.
—¿Ya estás lista?—preguntó Shawn apareciendo en la sala.
—Ya—me levanté del sofá—voy por Dash.
Tomé a mi conejito y lo llevé hasta el patio de atrás donde ya se encontraba Shawn jugando con los perritos hasta que se cayó y yo comencé a reír.
—¡Ayuda!—gritó en cuanto Tobby se subió en su abdomen haciéndome reír de nuevo.
—¡Ya voy!
Dejé a Dash en el pasto y corrí hasta él para ayudarlo a bajar a Tobby.
—Tus piernas son torpes—dije bajo risas.
—No tenías que recordármelo—se levantó mirándome divertido.
—Hay que jugar fútbol—tomé una pelota de la esquina del jardín.
