𝑻𝑬𝑹𝑴𝑰𝑵𝑨𝑫𝑨
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Mackayla Collins y Shawn Mendes son mejores amigos desde que son pequeños, ambos han sido inseparables desde entonces pero al crecer, al madurar, al despertar nuevos sentimientos se dieron cuenta que cada un...
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Después de que me llevaran a coordinación para avisarme que llevaba dos puntos de tres para ir a detención, pude salir de la escuela.
Iba caminando sola hacia casa, contemplado a mi alrededor, parecía que el mundo estaba en mi contra viendo a gente feliz, parejas tomadas de la mano, niños jugando con sus amigos, chicas comprando ropa. No estaba bien.
—¡Hola, Mack!—saludó Alex corriendo hasta mi provocando que lo vea confusa. Se supone que todavía no llegaría.
—Hola, Alex—correspondí su abrazo—¿no se supone que estarías por llegar a la casa?—le pregunté separándome de él.
—Si, pero me dolía el estómago y me quedé, por eso Karen vino a cuidarme.
Inconscientemente una punzada se sintió en mi corazón.
—¿Karen está aquí?—él asintió.
—Está en la cocina, ven, vamos—tomó mi mano para guiarme hasta allá.
—Hola, Mack—saludó Karen meneándole a algo en la olla para luego acercarse a darme un beso en la mejilla.
—¡Oh!, hola—le sonreí con complicación.
—¿Cómo te fue en la escuela?
Mal.
—Bien, todo bien.
Miré a mi alrededor percatándome que solo estaba ella y no los demás Mendes.
—Que bueno, cariño. Ya está la comida así que ve a hacer tu tarea que comeremos todos aquí.
Lo que me faltaba. Y no me refiero a que no quería estar con su familia sino que iba a estar Shawn y no podía ni verlo en estos momentos.
—Bien, voy a mi habitación.
Salí de la cocina para dejar a mi hermano y a Karen solos, me encontré a Asher saliendo de su habitación con sus audífonos puestos, lo saludé e inmediatamente me encerré en mi alcoba.
¿Qué más podía hacer en estos momentos de estrés y tensión?. Solo llorar y llorar. Porque mi amigo me había traicionado, porque una chica me molesta, porque mi mamá quiere vernos, porque me siento ansiosa, porque todo está yendo de mierda.
¡Maldita sea conmigo!
Nunca me había sentido así de triste y deprimida, esto ya estaba llegando a un estrés arriba de todo.
Escuché que tocaron dos veces y silbaron. El código.
—¿Mack?, ¿puedo pasar?—preguntó Shawn.
Me levanté poco a poco del suelo para limpiar mis mejillas con lagrimas, acomodé mi cama que había deshecho como desahogo y después fui a abrir la puerta.
