Cᴀᴘ. 29

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Reclamos y cuidados

Reclamos y cuidados

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Al otro día

—No puedes hacer eso Gabriela.

Estaba escuchando la conversación que tenía mi papá con mi mamá, desde un inicio presté atención mientras me escondía detrás en una pared.

Tal parece que mi mamá está haciendo hasta lo imposible por tenernos de nuevo y eso incluye un juicio para que ella se quede con nuestra custodia. El maldito juicio no nos incluiría por ser menores de edad, tampoco habría modo de incluir a Abby porque ella no vive ya con mi papá y está en otro país. Carajo. No quiero ir con ella, ni siquiera la quería ver y resulta que es lo que haré por siempre si mi papá perdía el juicio.

—Cálmate, arreglaré las cosas con los niños y podrás verlos los fines de semana...no...¿por qué?...no van a ir hasta allá y tampoco a vivir...no, ya dije que no...¡mierda Gabriela!...¡púdrete!

Colgó el teléfono y lo lanzó hacia el sofá, se sentó a un lado poniendo sus codos tocando sus muslos mientras su cabeza baja estaba entre sus manos. Necesitaba apoyo y motivación, así que fui a ponerme en cuclillas frente a él.

—Lo vas a ganar, puedes pedirle ayuda a los Mendes—tomé sus manos para que dejara de cubrirse el rostro, estaba llorando en silencio.

—No voy a poder, Mack, tú mamá tiene muchos fundamentos—negué. Era momento de ahora ser la fuerte.

—Tú también, puedes decirle lo que sucedió con nosotros y el por qué nos fuimos de California—él me abrazó.

—Voy a hacer lo posible para que se queden conmigo—me dio un beso en el cabello—te prometo que no irás con ella.

—No va a pasar nada, todo va a estar como antes, te lo aseguro.

—Los quiero tanto—dijo entre sollozos provocando que yo solo haga muecas.

Mi papá se estaba preocupando demasiado por nosotros, se estaba estresando y eso no me gustaba. Me sentía tan inútil porque sólo podía decir palabras y no podía hacer nada al respecto.

Tiempo después, mi papá me dio la noticia de que el juicio sería hoy por la tarde, casi en la noche, y como los Mendes ayudarían necesitaban a alguien que cuidara a Shawn mientras los tres se preparaban para ganar, entonces mis hermanos y yo fuimos a recoger a Shawn al hospital para llevárnoslo a su casa.

—¿Sólo es eso, doctor?—pregunté recibiendo el papel con todos los requerimientos para su cuidado.

—Así es, Mack, ya se pueden retirar si así lo desean.

Él se levantó para ir por Shawn quien estaba en una silla de ruedas porque no podía caminar. Lucía cómico.

—Nos vemos doctor, y gracias—dijo Shawn despidiéndose con la mano.

𝑶𝒏𝒍𝒚 𝒚𝒐𝒖・*:.˛ ˚𝗦𝗠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora