Prefacio

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Noté el sabor metálico de la sangre en la boca.

Me arrastré por el barro, intentando escapar. Cada centímetro que logré alejarme de mi agresor me supuso un gran esfuerzo, pues mis músculos parecían haberse convertido en piedra y para moverlos debía emplear todas mis fuerzas. El dolor punzante que me taladraba la parte posterior de la cabeza tampoco ayudaba.

Pero mi atacante acortó la distancia que con esmero había procurado establecer en dos zancadas.

Un frío cosquilleo en la nuca me estremeció. Sabía que esa sensación nada tenía que ver con el tacto de una persona o con una repentina brisa. Eran los gélidos dedos de la muerte, que había venido a por mí.

Un nuevo impacto explotó contra mi cabeza. En esa ocasión, no conseguí mantenerme a gatas y caí sobre el suelo. El barro se entremezcló con la sangre en mi boca y me dificultaba el respirar. Todo mi mundo daba vueltas. De repente era dolorosamente consciente de que esos serían mis últimos minutos de vida.

"No, por favor" me hubiera gustado decirle, al percibir cómo mi agresor elevaba un objeto para pegarme con él en lo que sería el golpe de gracia. Pero mi voz no me obedecía. En su lugar, solo conseguí separar los labios y emitir un par de balbuceos sin sentido.

Todo mi ser me pesaba, como si la fuerza de la gravedad se hubiera multiplicado por mil y arrastrase mi maltrecho cuerpo a la superficie del planeta sin que yo pudiese evitarlo. Un maldito imán pegado a tierra húmeda, hojas pisadas y tallos rotos, eso era yo.

Solo quedaba de mí un par de brazos inertes, piernas paralizadas y un corazón que contaba sus últimos latidos.

Sabía que no podía hacer nada. Ya estaba muerta.

Con los pensamientos nublados y los sentidos embotados, observé el movimiento que acabaría con mi vida. Y también lo examiné a él, a quien se convertiría en mi asesino.

Lo conocía. Sabía que no era la primera vez que nos veíamos, pero no me acordaba dónde habíamos coincidido antes. La cabeza me dolía tanto...

Esos ojos grises furiosos, ¿de qué me sonaban?

Y después, nada. La oscuridad lo envolvió todo como si fuese un manto negro arropándome.




* * *

¡Hola!

Espero que les guste mi nueva novela :) llevo tiempo con ella en la cabeza y por fin me he atrevido a subirla.

Todas las estrellas que nos separanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora