Candace

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Candace,

¿Te acuerdas de cuando estábamos tan cerca del cielo, que parecía que podíamos rozarlo con las yemas de los dedos? Tú querías ver las estrellas, así que subimos a la más alta de las siete montañas que rodean Bergen: Fløyen.

Como era de noche, la temperatura había bajado varios grados. Recuerdo cómo el frío me arañaba los dedos de la mano y haber tenido la nariz roja como un payaso. Pero tú, ajena a todo ello, estabas feliz. Y solo por eso, merecía la pena.

Últimamente pienso mucho en ese momento. Tenías la mirada de alguien que acababa de encontrar un tesoro.

Gael.

Todas las estrellas que nos separanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora