Candace

856 214 23
                                    

Candace,

Sé que voy a sonar muy egoísta, pero ambos sabemos que siempre preferí una verdad cruda a una dulce mentira: ojalá nunca haberte conocido.

Lo he estado pensando detenidamente y he llegado a la conclusión de que todos mis problemas comenzaron en el mismo momento en el que irrumpiste en mi vida. Corrías como una loca, y debí haberlo considerado como una señal del destino. Si no huía, pondrías mi vida patas abajo. Pero no lo hice. ¿Cómo iba a hacerlo? Me atrapaste desde que vi ese brillo de determinación en tus ojos, con más ganas de vivir que nadie que haya conocido nunca.

Ahora que lo recuerdo, fue curioso. Para mí siempre fuiste la chica de palabras contenidas y mirada triste, pero cuando te conocí, la osadía refulgía en tus pupilas, como si hubieses expulsado tu pena de una patada.

Y supe que tenía que conocerte.

La primera vez que oí tu risa, justo después de hacernos amigos, me lo confirmó. Y ver cómo defendías a los tuyos no hizo más que aumentar mis ganas de saber cómo eras realmente. Eras maravillosa, Candace, como la llama de una vela capaz de alumbrar los rincones más oscuros.

Es en instantes como estos, cuando evoco los momentos que vivimos, que me pregunto si realmente hubiera deseado no haberte conocido, o si lo digo porque estoy cegado de dolor. Si estaría realmente dispuesto a pasar por todo de nuevo, sabiendo cómo acaba la historia. Ya ves, Candace, presumo de ir con la verdad por delante y en realidad no paro de mentirme a mí mismo.

Candace, lo reviviría todo. Pasaría por la paliza de nuevo, las burlas del instituto y la pelea que casi acabó conmigo, con tal de que regreses.

Por favor, Candace, vuelve conmigo.

Gael.

Todas las estrellas que nos separanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora