Capítulo 5

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POV SAMUEL

Camino por los pasillos con mi mejor amiga a mi lado, pues la profesora de química se ausentó el día de hoy, así que teníamos la hora libre. El silencio reinaba entre nosotros y me estaba poniendo un poco ansioso. Bostecé sin poder evitarlo y llevé una mano a mi boca mientras la otra la alzaba al aire y arqueaba un poco mi espalda.Digamos que no pude dormir muy bien anoche.

Las pesadillas me habían invadido y no podía hacer nada para despertarme. Simplemente revivía el momento una y otra vez durante toda la noche. Un momento de mi vida que desearía olvidar con todas mis fuerzas o que simplemente no existiera.

Estaba a punto de coger mis audífonos preferidos que siempre me acompañan. La música es mi fiel compañera, debido a ella cuando siento estrés me hace olvidar; cuando siento enojo me relaja y cuando me siento triste me hace comprender que no estoy solo porque otra persona ha sentido lo mismo que yo. Solo que este es más talentoso y escribió una canción.

Convencido de que era lo mejor estaba a un centímetro de colocarme los audífonos cuando Gill habló. Es la maldición de los audífonos, ¿nadie quiera hablar contigo? Ponte unos audífonos y hablarán hasta por los codos

—¿Mala noche?

—¿Eh?...ah sí... Algo así. Anoche hubo tormenta y... Ya sabes—Bajé los audifonos de vuelta a mi cuello y mi cara automáticamente mostró un semblante triste al recordar lo ocurrido hace tres años. La cara de Gill cambió a una arrepentida en un segundo

—Lo siento...¿Quieres que te cubra con el siguiente profesor? Así puedes ir a la enfermería a descansar —Tentador...pero,

—No, está bien...Dormiré a la hora de almuerzo, tampoco tengo mucho q hacer—Hablé en mitad de un bostezo, pensé que Gill no me había entendido pero esta asintió en respuesta, por lo que volví a centrarme en mi caminata.

El silencio volvió a reinar entre nosotros; pude ver cómo Gill se esforzaba en hacer conversación sin éxito. Sonreí ante su gesto, siempre podía contar con ella para lo que fuera, era como mi hermana pequeña de otra madre. A pesar de ser de diferentes especies nos llevábamos muy bien, simplemente congeniamos desde la primera vez que nos vimos...

*Flashback*

Mi yo de ocho años veía a mi madre hablar con los hombres de la mudanza desde el jardín frontal de nuestra nueva casa. Tenía una pequeña pelota de soccer entre mis manos, del tamaño adecuado para mis pequeños pies y estatura, pues a pesar de tener ocho años era más pequeño que los demás niños de mi edad.

Cuando todo estaba acomodado en nuestra nueva casa escuché a mi madre llamarme desde dentro:

—¡Hijo!, ¿No tienes hambre?. Te prepararé algo.

—No, mamá!

—De acuerdo, ahora te llevo algo de beber.

Madres...

Puse los ojos en blanco ante su respuesta y procedí a colocar la pelota en el pasto. El futbol siempre había sido mi deporte favorito ya que amaba correr y en este deporte era lo que más se hacía.

Estaba tan concentrado en hacer trucos con la pelota que no noté a una pequeña figura femenina mirarme desde la cerca que separaba nuestras casas. Era mi vecina...

—Oye niño balón, ¿Como te llamas?— Volteé hacia ella, un poco sorprendido y colocando uno de mis pies sobre la pelota.

—¿Me hablas a mí?

—No, al balón... Claro que te hablo a ti Nemo

¿Nemo El pez? ¿En serio?

Eso solo hizo que mi mirada de confusión creciera. Solo quería jugar fútbol un rato antes de que mi hermana llegara y empezara a hacer de las suyas.

Le di la espalda y seguí botando el balón en una de mis rodillas como calentamiento, no voy a mentir. Se me daba bastante bien.

Pero la niña volvió a hablarme y noté que había pasado la valla y ahora estaba a pocos metros de mi. Volví a ignorarla pero ella seguia insistiendo y viendo que el balón era la causa de ello me lo quitó en un movimiento rápido.

—¡Ey! Devuélveme mi balón, pecas

—Eres un maleducado, Nemo

—Y tú una entrometida acosadora—Llevó una mano a su pecho mientras abría la boca sorprendida haciéndose la indignada

—Yo, ¿haciendo el acto de acechación? Jamás—Rei levemente ante la palabra y ella sonrió al ver que me había sacado una sonrisa— Soy Gill —Me ofreció mi balón.

—Samuel —Le dije mientras lo tomaba de vuelta.

*Fin del flashback*

Coloqué mi mano en el hombro de Gill, lo cual hizo que se espantara y le regalé una sonrisa tranquilizadora, sabía que se estaba esforzando y eso era suficiente. A pesar de que ella es bastante popular, a veces simplemente no sabes qué decir.

Retiré mi mano y esta vez sí pude colocarme mis audífonos, miré a mi alrededor para ver si alguien se acercaba pero no. Feliz comencé a escuchar una de mis canciones favoritas tituladas "Hall of fame" de The Script, esa canción siempre me hacía estar de buen humor y capaz de todo.

Estaba tan concentrado caminando al ritmo de la música y pensando en todo lo que puedo llegar a ser que no me fijé por donde iba y terminé chocándome con un chico un poco más alto que yo.

—No me fijé, lo sien...¿Cara nabo?— Pude notar su molestia instantánea.

—¿Quieres morir tan pronto?

Já. Pude notar por el rabillo del ojo como Gill me daba una sonrisa pícara y se alejaba lentamente ¿Y a esta que mosca le picó?

—No puedes matar a un hombre que ya está muerto por dentro— Coloqué una mano en mi frente y la otra en mi corazón haciendome el dramático,creo que estar tanto tiempo con Gill me estaba afectando. Mi acto de telenovela provocó una risa baja en el acompañante del chico nuevo que no había notado antes.

Este recibió un pequeño golpe del contrario, carraspeó y negó con la cabeza como diciendo "No fue gracioso... Para nada"

Dejé mi drama y me dispuse a irme pero el Sr. Amargado fue más rápido y me prohibió el paso —¿A donde crees que vas?— Preguntó en un tono de falsa inocencia. Simplemente me quedé callado y decidí enfrentar al chico, después de todo ¿Que es lo peor que podía pasar?

*******************************

Media hora más tarde...

Ok, no debí decir esa pregunta maldita. No sé cómo pude caer en esa después de todas las películas que he visto en mi vida...

Ahí estaba yo, en el campo de Fútbol, mojado y sucio de lodo por todas partes a causa de cierta personita que al parecer juró hacer de mi año escolar un infierno.

A ese ser del mal llamado Tyler se le ocurrió la brillante idea de aprovechar cuando estaba distraído explicándole la serie de Ladybug a su acompañante para colarse donde estaban los casilleros con el equipo necesario para entrenar.

El muy inteligente escondió mis zapatos de fútbol y hoy desgraciadamente había entrenamiento, (aunque estoy seguro que esto no fue una coincidencia) por lo que terminé resbalando en el campo y cayendo de culo en todo el fango una y otra vez, y con la reciente lluvia de estos días, el campo era un desastre.

—¿QUE HACES WOODS?—Gritó el entrenador—¡Concéntrate!

—¡Si, señor!—Me levanté del fango y volví a correr.

¿Así quieres jugar Hold?

Bien, juguemos...

Dos Alfas Y Algo Más #1[En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora