¿Por qué?

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En la mente de Glam, se hacía cada vez más frecuente una simple pregunta. Esa pregunta aveces lo dejaba consternado por todo el día.

¿Por qué eligió a Victoria?.

La pregunta que a pesar de siempre conservar su sonrisa, por dentro tenía un caos. Por que han pasado años desde que conoció a Victoria y hasta ahora viene esa cuestión, no sabe como llegó ni por que no sé ha ido.

Normalmente Glam es un hombre muy inteligente y soluciona los problemas que tiene por su cuenta, sin embargo, no ha encontrado una solución a este problema. Después de años de estar juntos y otros más de estar casados, nunca la había dejado de amar. Ella era la mujer más asombrosa del mundo, el guerrero más valiente y rudo transformado en una diosa, si, así la veía Glam.

Pero... ¿Por qué?.

—Pa — La voz de Heavy sacó de sus pensamientos a Glam.

— ¿Qué sucede, Heavy? — Preguntó de forma calmada el hombre mientras mezclaba un poco la sopa de vegetales que cocinaba en ese momento.

—Ya tengo hambre — Respondió el menor cruzándose de brazos.

— En unos minutos está la comida, llama a Dee y dile que ya baje — El rubio tomó los recipientes que utilizó para la preparación de la sopa y los depositó en el fregadero para lavarlos.

— Claro Pa — Sonrió con entusiasmo el pequeño dándose la vuelta para ir a la habitación de su hermano.

Cuando su hijo desapareció por la escaleras, Glam suspiró y miró la hora de un pequeño reloj cerca de la cocina. Era algo noche y su esposa aún no llegaba, sabía que seguramente estaba en el bar apostando para ganar dinero. Esa era una de las cosas que amaba de la pelirroja, que no importaba como, ella llevaba algo de dinero a casa y no esperaba a que él lo hiciera. Era muy independiente.

Al terminar de lavar y secar los recipientes, giró la perilla de la estufa apagando la sopa de vegetales, luego se colocó unos guantes para llevarla al comedor. Al dejar la comida sobre la mesa, sus hijos ya venían bajando las escaleras, Dee se adelantó a colocar los platos y cubiertos mientras que Heavy colocaba los vasos y una cerveza para mamá.

Antes de que los hermanos pudieran sentarse y servirse la comida, la puerta de la entrada se abrió de golpe sorprendiendo sólo a Heavy. Por la puerta entró Victoria con una sonrisa y algo en su brazo derecho.

— ¡Miren lo que encontré de camino acá! — Tal y como abrió la puerta, la cerró. Se acercó al comedor corriendo mostrando lo que traía consigo.

— ¡Wow! ¡Es una gallina! — Se emocionó Heavy acercándose para ver mejor al animal.

— ¡Si! ¡Mira! — Su madre habló más emocionada al mover la gallina de su cuerpo pero sin que esta moviera la cabeza.

— ¡Es magia! — El pelirrojo se tomó del cabello aún sin despegar la vista.

— No es magia Heavy, las gallinas no mueven la cabeza por que... Ah olvidenlo — Comenzó a hablar Dee con molestia pero se calló al ver la expresión de su madre y hermano. Sólo se sentó en su silla frente a la mesa y se sirvió sopa.

— Es maravilloso, Vicky, pero la comida aguarda — Habló el hombre mayor con su sonrisa tranquila y señalando la mesa sentándose frente a su hijo en el lado contrario.

— Ah claro, Heavy sientate — Asintió la mujer dejando la gallina en el suelo y señalando la silla de su hijo.

— Si, Ma — Heavy se sentó también sirviéndose en su plato.

Victoria se sacó los guantes que tenía cubriendo sus manos para lavarse las manos y volver al comedor. Al volver se sentó junto a su esposo y frente a Heavy, todavía sonreía, sin embargo cuando observó la comida levantó la voz.

We're Not Gonna Take It.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora