Runaway.

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Advertencia.

Este capítulo contiene Yuri, si no te gusta, te puedes ir.

...

Ella realmente odiaba pasar por ese asqueroso vecindario.

Como cada día de la semana, Lydia se encontraba caminando hacía su casa de noche regresando de sus clases de música privadas.

Lo malo de todo esto era que sus clases estaban algo lejos y tenía que pasar por un barrio cercano a la zona de fábricas, por suerte no llevaba ningún instrumento con ella por tocar el piano, lo único que llevaba era una pequeña bolsa con dinero y sus partituras.

Normalmente las calles de ese barrio estaban solitarias a esa hora por lo que no se le dificultaba el caminar por ahí, sin embargo hoy notó a un grupo de chicos que tal vez estaban tomando cerca de la acera por dónde pasa.

Girando los ojos con asco, se encaminó hacía la acera contraria y evitar pasar por esos chicos más altos y estúpidos que ella.

Antes de poder poner un pie en la calle, la rubia sintió un brazo tomando su muñeca y jalandola de nuevo a la acera.

—Pero que linda chica — Sintió el aroma de alcohol contra su rostro cuando uno de los chicos que estaban tomando la tenía sujetada.

—Ahg, aléjate bastardo — Se quejó Lydia poniendo resistencia para poder alejarse del agarre.

—Parece que la chica es ruda — Se burló otro tomándola de la cadera por atrás mientras arrastraba las palabras.

—Si no quitan sus asquerosas manos, se van a arrepentir —Se retrocia entre los agarres de esto y la rubia intentó sonar segura y orgullosa como siempre lo era pero se sentía asqueada y aterrada por lo que podría pasar.

—Vamos nena, te va a encantar — El tercer chico le tomó el rostro con fuerza.

—No me digas así — Le escupió en la cara dejando de moverse un segundo.

—Te vas a arrepentir — Al que le escupió se limpió y la miró con furia mientras veía al cuarto y último chico — Enciende el auto, nos llevaremos a esta perra —.

Lydia abrió los ojos de golpe al escuchar eso y comenzó a moverse más frenéticamente, aunque no ayudó ya que no era fuerte y su complexión siempre fue delgada.

En ese momento se escuchó una motocicleta frenando frente a ellos.

— ¡Oigan! ¡Hijos de perra! —Un grito hizo que todos detuvieran sus movimientos a algunos pasos del auto y se giraron a la conductora de la motocicleta.

Una chica de cabello azul quitándose el casco mirando furiosa a los chicos que tenían a la rubia.

—¿¡QUÉ MIERDA HACEN!? — Sonaba más que furiosa, así que se bajó de la motocicleta y caminó hacía ellos con las manos en su cintura.

—¡No te importa, Anna! — El que sujetaba la cadera de Lydia le gruñó a la otra.

—¡Estás tocando a una chica sin su permiso! ¡Claro que me importa! —.

—Toda una perra feminista como siempre, ¿Qué harás? ¿Llamar a la otra perra pelirroja? — Se burló otro chico poniéndose frente a ella.

—Sabes muy bien que puedo romperles la puta cara sin ayuda de Victoria — Lo señaló con el dedo.

—Quiero ver eso — El que había sujetado la muñeca de Lydia aflojó su agarre para prestar atención a Anna.

Anna sonrió al ver esto, luego miró a los ojos a la rubia que tenía un toque de asombró miedo, le señaló su motocicleta moviendo sólo sus retinas y al parecer la rubia entendió el mensaje.

We're Not Gonna Take It.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora