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Todo pasó muy lento.

Durante un segundo estuve sentada sobre la hierba, temblando, viendo como el desconocido lanzaba el mechero con una sonrisa casi macabra. Sentí mi cuerpo estremecerse y mi conciencia gritando que me fuera corriendo, pero fui incapaz de reaccionar. Eracomo si me hubiera quedado congelada en mi lugar, con la vista clavada en el coche.

Al siguiente segundo sentí que algo me empujaba hacia atrás y me quedé tumbada sobre la hierba, viendo el coche iluminándose. De repente, no oía nada, solo un extraño pitido zumbante que retumbaba en mi cabeza junto a mi corazón que se sentía extrañamente lejano. Miré fijamente el cielo. El corazón me bombeaba tan deprisa que era la única señal de que estaba ilesa. Mi cuerpo estaba todavía paralizado. No entendía nada. Una voz lejana me llamaba, pero no fui capaz de responder. Algo...

—¡Mia! ¡MIA, JODER!

Reaccioné de repente cuando escuché al voz de Logan acercándose a mí. Fue como una bofetada que me trajo de nuevo a la realidad. Vi que se acercaba corriendo como un loco y me cogía de los brazos. Me dolía el cuerpo entero. Me decía algo, pero no lo escuchaba. La pistola estaba clavándose en mi cadera.

—¡Joder, Mia, reacciona!

Sólo entonces lo entendí.

Sirenas de coches patrulla acercándose a toda velocidad.

Miré a mi alrededor y vi la gente corriendo despavorida hacia los coches. Mi mirada se cruzó con la de Ethan, que tenía las manos en la cabeza, pasmado y con la boca abierta. Pareció captar mis ojos, porque me miró y su expresión perdió toda la humanidad que tenía para ser sustituida por otra mucho peor que su sonrisa prepotente. Era de odio puro. Sentí que me encogía.

—¡MIA!

Reaccioné. Logan no dejaba de zarandearme para que despertara del trance.

Me puse de pie torpemente y él me cogió con fuerza la mano, empezando a correr. Me costó seguir sus pasos, porque todavía no entendía muy bien de qué iba la situación. Llegamos a su coche rápido, y vi que abría la puerta y me metía dentro. Alguien había llamado a los bomberos, que se cruzaron con nosotros cuando pasamos por su lado. Logan acelerando como un loco.

Nunca lo había visto conducir de esa forma. Sentí que mi cuerpo se pegaba inconscientemente al asiento. En mi mente, el momento en el que el coche explotaba seguía repitiéndose, como si hubiera sido alguien que lo veía desde fuera, sin ningún tipo desentimiento implicado. Las calles pasaban volando a nuestro lado, y no entendía. Necesitaba... respirar. Ahí dentro, a esa velocidad, me estaba ahogando.

—Para —pedí, con voz ahogada.

La velocidad disminuyó visiblemente.

—¿Qué?

—Para —soné demasiado desesperada incluso para mi gusto.

Él frenó en la cuneta y me di cuenta de que estábamos en una carretera secundaria, por lo que no pasaban demasiados coches. Me recordó a otra situación vivida con él, aunque en esos momentos no pensaba en eso. Me llevé las manos a la cabeza, y me descubrí a mí misma llena de ramitas en el pelo. Empecé a quitármelas, y me sorprendí cuando encontré a Logan haciendo lo mismo, con tanta suavidad que se lo dejé a él solo.

—¿Qué hacías ahí? —preguntó con voz suave, aunque estaba enfadado, podía notarlo. Sólo intentaba controlarse.

—Yo... Estaba en el lugar inadecuado en el momento inapropiado.

Me miró unos segundos sin decir nada, y después me cogió casi con brusqueza de la barbilla, obligándome a mirarlo a los ojos. Estaba enfadado, mucho. El shock del momento había desaparecido.

EssenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora